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Llegar a mi casa es lo único que quería después de que todo el mundo se enterará de mi cumpleaños número 18.
No puedo ni creer que David junto con algunos compañeros me halla felicitado y mi padre ni un texto me ha enviado después de la escena que le dí en la mañana.
Caminaba por los pasillos. Entre toda una multitud de personas.

-Aurora- escuché mi nombre cuando estaba a punto de salir. Me giré para ver quien era el emisor de mi nombre -¿Quisieras ir conmigo?- era David.

-Gracias pero quiero estar sola hoy- no quería saber nada de nadie. Solamente quería dejar todo atrás.

-Claro, bueno nos vemos luego- sonrió -Recuerda, mañana suspensión de clases-

-Claro, no lo olvidaría- claro que no lo iba a olvidar, mañana tenía planeado terminar con mi vida... Cueste lo que cueste

-Bueno, nos vemos luego- se despidió de mí y se fue

Caminé a mi casa. El cielo comenzaba a ponerse gris. Probablemente el día de mañana se vendría una gran tormenta.

Llegué a casa y preparé un sandwich para comer. Era delicioso. Subí a mi habitación a planear todo para mañana. ¿Cómo moriré? No estaba demasiado segura de lo que estaba por hacer, pero al menos estaría satisfecha con migo.

En cuanto terminé todo baje a la sala de estar. Prendí la televisión y comencé a buscar un buen programa que llamara mi atención. Mi búsqueda fue en vano, no había nada interesante aún. Presioné los números de un canal y pasaban una serie "SpongeBob SquarePants" 

Me quede viendo los episodios que terminó siendo un maratón. Tenía sueño. Me dirigí a mi habitación. El lugar donde planeé todo. El lugar donde sucederían las cosas. Me puse una pijama y cerca de ello había un fotografía enmarcada donde salíamos mi madre y yo. La puse a en la mesa que estaba a lado de mi cama.

Me acomodé en mi cama, cubrí todo mi cuerpo con la cobija que tenía.

El día de mañana lo esperaba con ansias. Mañana por la mañana saldría a comprar algunas cosas para poder hacer mi plan a la perfección. Estaba ansiada por que fuera mañana que hasta el sueño se desapareció.

Bajé a la cocina por un aso con agua. Tomé el vaso de la alacena y el agua del refrigerador. Llené el vaso a la mitad y subí nuevamente a mi habitación. 

Trataba de acomodarme, peor por más que lo hacía no hallaba la comodidad perfecta. Pasaron al rededor de 5 minutos cuando estaba bien acostada y bien arropada.

Dieron las 12:00 de a mañana. Me paré al baño a hacer mis necesidades. Una vez terminadas jalé la palanca del inodoro para que los desechos se fuera. Por tercera vez volví a acomodarme en mi cama. Me acosté. Me cubrí con la manta nuevamente y miré al techo, el mismo techo que vería mañana. Mis ojos se hacían pesados, se cerraban poco a poco hasta que por fin caí en sueño. Estaba preparada para afrontarme a los sucesos de mañana. Todo saldría bien. Eso esperaba. Seré feliz. Pero perderé a David. ese fue el único inconveniente.

Me imaginaba todo. Un día después de su cumpleaños se quita la vida. Moriré a los 18 con un día. Era mejor que lo hubiese hecho hoy.

Verdera HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora