Capítulo III

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Agradezco a mi paranoia porque siempre tengo respaldos, aunque tardé porque no estaba editado
Perdonen los inconvenientes, wattpad borró dos capítulos

Tres semanas después

Son las siete de la mañana, hora del desayuno.

-Señor Totosai sirva rápido el desayuno, el amo Sesshomaru me espera- dice Kagome muy contenta -Hoy me enseñará como creó sus rosas azules- el brillo en sus ojos era notorio.

-Parece que ustedes dos se han vuelto buenos amigos- menciona el anciano de ojos saltones.

-Es agradable pasar el rato con él es muy inteligente y sabio pero...debería verlo cuando algo no sale como quiere es un bebe...- niega entre sonrisas.

-Aún es joven, no controla sus impulsos

-¿De qué habla?, ¿Qué edad tiene Sesshomaru?

-Pronto cumplirá 24 años pequeña

Tenseiga entra en la cocina, lleva una caja, parece otro regalo. Desde hacía unas semanas que el mayordomo le recibía con diferentes regalos cosa que le halagaba pero igual la hacia sentir en deuda con el señor Tenseiga.

-Antes de abrirlo quisiera pedirte que ya no me des más presentes me da mucha pena no ser recíproca con usted...- dice apenada.

-Señorita para mí el mejor regalo es verla, alegra este viejo castillo y este viejo corazón con su presencia pero... debo decirle que los presentes no son de mi parte- aclara el empleado.

-¿Entonces de quien?

-De el amo Taisho

Kagome se impresiona, abre el regalo con una emoción desmedida. Es una hermosa rosa azul como el cielo, como sus ojos, ella la toma, huele su aroma y la lleva a su cuarto donde la coloca en un jarrón.

-Me ha dado el regalo más hermoso del mundo, Sesshomaru... me ha dado el mundo entero en una flor- susurra.

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Taisho, en su cuart, espera impaciente a la joven. Limpia el escritorio usando su cola y guarda las pilas de libros desperdigados en un armario, enciende varias lámparas, el cuarto queda iluminado. En su frenesí pasa al frente de un espejo quebrado y ve su figura distorsionada 《Si pudiera mostrarte quién soy en realidad 》

La puerta se abre como de costumbre y la joven entra, se sienta en una silla y ve a Taisho trabajar y de vez en cuando le ayuda, tener patas en lugar de manos es difícil. Él le explica sobre la alquimia y cómo la usa para cambiar el color de las rosas pero algo cruzaba la mente de ella, no prestó mucha atención.

-¿Entendiste la explicación?- pregunta molesto.

-¡Ah!- se sobresalta.

-Pregunté si habías entendido

-No... ¿Podría repetirlo? estaba distraída- baja la cabeza sonrojada.

-Está bien, pero presta atención ahora

-Me... me gustó su regalo sr Taisho, todos en realidad pero, el de hoy aún más- continúa con la cabeza baja.

-No es nada... ¿Quieres que acabemos la lección? estás bastante distraída hoy mujer

-¿Podría acompañarme al invernadero y ver el rosal? está grande y hermoso...

-¿Salir?

-Sí, pasaríamos por el invernadero y los jardines...

-No...-ruge.

Ella se pone de pie, abre la puerta luego regresa, toma el rostro del demonio entre sus manos.

Rosas azules Donde viven las historias. Descúbrelo ahora