Fire Meet Gasoline

07 - Mi debilidad

Allanon parecía que había despertado mucho antes que nosotras, pues cuando abrí los ojos, lo ví a él ocupado organizando su mochila. Después de espabilarme y comer algo, le propuse ir a la gasolinera para que cogiera el colchón y pudiera descansar esa noche mejor. Aceptó. Y eso hicimos.

Anduvimos manteniendo la misma conversación que mantendrías con un ladrillo: ninguna, hasta que llegamos a aquel dichoso edificio, señalándolo con un dedo junto con un "allí es". Nos aproximamos a él con cautela, mirando a nuestro alrededor vigilando que nadie nos siguiera. Él andó seguro hasta el edificio, encabezando la marcha, pero pronto me adelanté a él y puse un dedo sobre mis labios indicándole silencio. Hacía días que me había ido de allí y no sabía si alguien hubiera ocupado mi lugar.

Entramos por el agujero que hice en aquel cristal en su día y nos adentramos con cuidado, cada uno por un lado, para cubrirnos correctamente el perímetro y asegurarnos el uno al otro.

- Parece que no hay nadie... - Mirando hacia todos lados, empuñando ya su arma.

- Pero sí que la ha habido... Quizá fuera el niño que salvaste ayer... - Estaba patas arriba -más- de lo que ya estaba y todos los recursos casi saqueados. ¿Por qué no me los llevé conmigo al refugio de Eva? Buena pregunta... Al menos, el colchón seguía allí. - Por suerte vas a dormir en "blando" ... - haciendo las comillas con los dedos. - ...y tenemos un par de botellas vacías para rellenar. - Asintió.

Me quedé observando cómo enrollaba el colchón, incluso preguntándole si necesitaba ayuda, declinando mi ofrecimiento. Se apañaba bastante bien. Mientras lo observaba, un escalofrío recorrió mi espalda. ¿Frío? Imposible, serían cosas mías...

- Tu amiga... Debería aprender a usar un cuchillo o defenderse... - Comentó de la nada. Lo miré.

- Lo sé... Pero, créeme. No es una buena idea comentárselo... - Cabeceó y me dedicó una mirada extrañada.

- ¿Por qué? - Desvié mi mirada hacia un punto inconcreto de la sala, buscando una respuesta correcta.

- Digamos que... - Frené mi explicación. Otro escalofrío... Carraspeé. - Digamos que ya se lo comenté una vez y como que... se le fue la olla... Le dio un ataque raro. Se puso a llorar. Es que es rara ella entera... - Me encogí de hombros mientras hablaba a un hombre muy atento a mis palabras.

- Pues deberías de volverlo a intentar, explícaselo de alguna otra manera. En caso contrario ella misma se perjudica y te perjudicará a ti... Yo podría enseñarle a defenderse, en caso extremo, a hacerlo sin armas... - Suspiró. - Pero un arma blanca es primordial en el mundo que nos ha tocado vivir... -

- No sé si me apetece... De verdad, deberías haberla visto. Se puso como las locas... - Alcé las manos como dándole más énfasis a mis palabras. - Ya has visto cómo se esconde... No creo que le haga falta un arma para defenderse. Con salir corriendo creo yo que le es más que suficiente. Si quieres, inténtalo tú. Pero a mí no me metas... - Le invité. Afirmó.

- Lo tendré en cuenta entonces. Lo intentaré... Pero correr nunca es suficiente... -

- Inténtalo conmigo lejos... No tengo ganas de verla enloquecer de nuevo... - Se colgó el colchón en la espalda.

- Listo. Podemos ir a dejar el colchón al refugio y luego volver a salir a buscar más suministros. - Era buena idea, así que acepté.

Salimos de la gasolinera, mirando de nuevo hacia todos lados vigilando nuestro entorno, cuando de repente, vi a alguien en la parada de bus que había justo en frente de la gasolinera. Entrecerré los ojos y me fijé en que era una chica.

- ¿Eso estaba ahí antes...? - Señalé hacia ella. Allanon miró hacia donde le señalé y frunció el ceño, negando como contestación.

- Es un poco raro... ¿Una trampa? - Miró hacia ambos lados de la calle. Aquella figura pareció percatarse de nuestra presencia. Alzó la vista hacia nosotros con no muy buena cara. Intentó hablar con nosotros, pero lo único que consiguió fue alzar una mano para llamarnos la atención antes de desplomarse en el suelo, lánguida.