Al parecer, me llevé día y medio inconsciente, recuperando fuerzas. Allanon me encontró un libro en una deguía inconsciente. Seguí vigilándola sola, pues Allanon había salido a saber dónde y Néme estaba con Nathan, cosa que me molestaba... Esta chica, confiando en cualquiera. Íbamos a acabar teniendo un disgusto... Chasqueé la lengua y humedecí la yema de uno de mis dedos para pasar la página. De pronto, noté algo de movimiento y alcé la vista, viendo a Eva incorporarse de un salto sobre su colchón. Gimoteó y empezó a mirar a su alrededor.
— ¿Qué ha pasado? ¿Qué hago aquí? — Movía su cuello de un lado a otro como si fuese un resorte mecánico, con los ojos como platos. Marqué la página del libro y lo solté en el colchón, levantándome de él y acercándome al de Eva.
— Tranquila, Eva. Estás en el refugio. Recibí tu mensaje por el cacharro ese... — Señalé con el pulgar a mi espalda, donde estaba aquella máquina. — El cual explotó fuertemente y tuve que desconectarlo... Seguimos las pistas que dejaste y... Te encontramos. Te hemos traído aquí hace un par de días. ¿Cómo te encuentras? ¿Qué te pasó, Eva? — La miraba con gesto serio mientras ella me miraba como si fuese un extraterrestre o algo por el estilo.
— ¿Me.. recibísteis... por la radio...? — Se quedó pensativa. Asentí. — ¿Me trajisteis Allanon y tú...? Creo que esta es de esas cosas por las que... se dice gracias, ¿no? — Preguntó con duda.
— Bueno, a mí tuvieron que traerme también... Yo también acabé inconsciente... — Suspiró. — Allanon no fue el único que estaba allí... Vinieron conmigo Néme y Nathan, dos chicos nuevos... Y menos mal: uno de ellos cargó contigo y el otro conmigo y nos trajeron a las dos hasta aquí. Nos hemos echado una buena siesta tú y yo... — Eva me miraba expectante.
— Me duele un poco el costado... Estaba siguiendo una señal anómala y... creo que la encontré... — Ladeé la cabeza.
— La caída era bastante grande... ¿Algo interesante allí abajo a parte de los robots extraños que ví? No me dio tiempo a mucho... Creo que tenía más prisa en sacarte de ahí que en ponerme a estudiar el sitio... — Suspiré algo frustrada.
— ¿Qué te pasó para acabar inconsciente... Te atacaron los robots? — Ladeó la cabeza. — ¿También tengo que tener cuidado con esos dos nuevos? Creo... que tendré que darles las gracias... ¿O no? No les veo, va a ser difícil darle las gracias... — Comentaba ella en un monólogo.
— Me... Transformé. Usé toda mi energía para envolverme en llamas y poder volar hacia ti. Todo fue bien hasta que mi cuerpo tuvo que soportar el peso de nosotras hacia arriba. Usé todas mis reservas de energía hasta que me quedé inconsciente... — Me encogí de hombros. — Por suerte fue cuando llegué arriba y te puse a salvo. Y, tranquila.. Ya tendrás tiempo de verles y darles las gracias, no te preocupes... —
— ¿Hiciste eso por mí...? — Agrandó los ojos. — No... No lo sabía... Eh... Gracias... — Me miró durante unos instantes a los ojos.
— Claro. Eres mi compañera... Casi no llegamos arriba, pero menos mal que Néme y Nathan te cogieron a ti y luego me ayudaron a mí a subir. Si no, creo que no estaríamos para contarlo... — Un ruído en el exterior captó mi atenció y alcé la mirada para mirar por la ventana. — Está... granizando... — Eva frunció el ceño y se unió a mí, invadiendo extrañamente mi espacio personal para ver aquel fenómeno.
— Eso no puede ser... ¿Cómo es posible...? Y ahora este viendo... Esta zona no suele tener tan bajas presiones. Es raro... — Mientras ella divagaba, algo hizo click en mi mente.
— Néme... — Apreté la mandíbula.
— ¿Qué es un Néme...? — Posó su mirada en mí, interrogativa. No tardó demasiado en ver la figura de Nathan corriendo con Néme en brazos. Escuché cómo el chico berreaba mi nombre, llamándome, desde la calle. En ese momento, casi arrollé a Eva por salir corriendo hacia abajo a toda velocidad. Abrí la puerta al segundo de Nathan gritar mi nombre.
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Fire Meet Gasoline
Ciencia FicciónHistoria ambientada en un mundo post-apocalíptico que cuenta la vida de Hera, una supermutante que está esforzándose al máximo en sobrevivir en un mundo donde los últimos vestigios de vida se han visto obligados a huir de sus refugios, búnkeres y ci...