¡Qué bien lo pasamos! ¡Fiesta total! Todos los que vinieron a la fiesta estaban dispuestos a divertirse y aceptaron a mi amigo coreano como uno más: ¡hay que ver cómo bailaban con la música k-pop! Lucía y Nerea me daban codazos, señalándolos, sobre todo cuando Marc se puso cerca de mí y me miraba cada tanto.
Pero, no sé quién, echó bebidas alcohólicas en el zumo de fruta que hicimos y ¡todo se desmadró! Terminé sin zapatos, saltando al ritmo de BTS, yendo de grupo en grupo abrazando a todos mis compañeros. ¡Si hasta me le prendí del cuello a Marc!
El consuelo: todos estábamos igual.
ESTÁS LEYENDO
La agenda de Pam: cómo ser adolescente y no morir en el intento.
Teen FictionPamela, de 15 años, desde primero de instituto suspira por su crush. Siempre en la distancia: lo tiene en la otra punta del salón de clase. Sus ojos verdes y el pelo rubio la vuelven loca, tanto que entra cada dos segundos en Instagram y Twiter, par...