Esta vez para que todo saliera genial fui yo la que le organizó la cita a ciegas a Lucía. Con Marcelo, un compañero mío de inglés, guapo y encantador. Estaba segura de que no habría ninguna pega, ya que lo conocía desde hacía años.
Sin embargo, después de un par de copas, él tuvo que salir a vomitar, ¡vaya chasco!
—Lucía, creo que el problema eres tú —diagnosticó Nerea.
—¡¿Yo?! —se asombró—. ¿Qué culpa tengo yo de que beba y le caiga mal?
—Porque estás siendo gafe con todos los hombres —insistió mi otra amiga—. ¿Y si los estás rechazando inconscientemente porque te gustan las chicas?
ESTÁS LEYENDO
La agenda de Pam: cómo ser adolescente y no morir en el intento.
Teen FictionPamela, de 15 años, desde primero de instituto suspira por su crush. Siempre en la distancia: lo tiene en la otra punta del salón de clase. Sus ojos verdes y el pelo rubio la vuelven loca, tanto que entra cada dos segundos en Instagram y Twiter, par...