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Lizzy pasó casi toda la noche en la habitación de Jane, y a la mañana siguiente experimentó la satisfacción de poder contestar con buenas noticias a las preguntas que muy temprano recibió de Bingley por intermedio de una sirvienta y, poco después, de las dos elegantes damas de compañía de sus hermanas.

A pesar de la mejoría pidió que enviaran a Longbourn una esquela, porque deseaba que su madre visitase a Jane y comprobase por sí misma su estado. La esquela fue enviada de inmediato y su contenido se cumplió con la misma celeridad. La señora Bennet, acompañada de sus dos hijas menores se dirigió a Netherfield poco después de almorzar en familia.

Si Jane hubiese corrido peligro alguno, la señora Bennet se habría sentido muy desgraciada; pero en cuanto comprobó que la enfermedad no era alarmante, no abrigó deseos de que su hija se repusiese tan pronto, ya que si eso ocurría debía irse de Ne...

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Si Jane hubiese corrido peligro alguno, la señora Bennet se habría sentido muy desgraciada; pero en cuanto comprobó que la enfermedad no era alarmante, no abrigó deseos de que su hija se repusiese tan pronto, ya que si eso ocurría debía irse de Netherfield. Por esa razón no quiso atender la proposición de Lizzy de que la trasladaran a su casa, lo que, por otra parte, el médico que llegó poco después, no juzgaba recomendable.

Cuando, tras permanecer un rato con Jane, Miss Bingley se presentó y las invitó a pasar donde estaba la familia, la madre y las tres hijas la acompañaron al comedor. Bingley las saludó, seguro de que la señora Bennet no había encontrado a su hija tan mal como esperaba.

—Pues está peor de lo que imaginaba —fue su respuesta—. En su estado no podemos trasladarla. Mr. Jones dice que no debemos pensar en moverla. Aún abusaremos un poco más de su bondad, Mr. Bingley.

—¡Moverla! —exclamó él—. De ningún modo. Estoy seguro de que mi hermana tampoco quiere oír ni hablar de ello.

—Puede usted contar —dijo con fría solemnidad— con que Jane tendrá toda la asistencia posible mientras permanezca con nosotros.

La señora Bennet se extendió en frases de agradecimiento.

—Estoy convencida —agregó— de que si no hubiera sido por tan buenos amigos, habría corrido serio peligro, ya que se siente mal de veras y sufre mucho; aunque, eso sí, con la mayor paciencia del mundo, como hace siempre, porque tiene el temperamento más dulce que conozco. Muchas veces les digo a mis otras hijas que no valen nada a su lado. Tiene usted aquí, Mr. Bigley —dijo cambiando de conversación—, una bonita habitación con encantadoras vistas sobre la alameda. No recuerdo en el país un lugar que pueda compararse con Netherfield. Supongo que no pensará usted en abandonarlo pronto, aun cuando solo lo haya alquilado por un tiempo.

—Todo lo que hago, lo hago con rapidez —replicó él—, y por eso, si alguna vez me decido a dejar Netherfield, me iré en cinco minutos. Pero por ahora considero que mis raíces están aquí.

—Eso es exactamente lo que había supuesto de usted —intervino Lizzy.

—Pues empieza a conocerme, ¿no es así? —exclamó Bingley, dirigiéndose a ella.

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⏰ Última actualización: Jan 26, 2018 ⏰

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