Tres

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Los rayos del sol le estaban cocinando la cara. Malditas cortinas, ¿no podían hacer bien su trabajo? NamJoon se levantó entre gruñidos malhumorados. Le dolía horrores la cabeza, sentía que una orquesta completa de elefantes bebés marchaban sobre su cerebro. Caminó hasta la ventana y de un manotazo intentó cubrirla con la tela que colgaba de ella.

Mala idea.

Suspiró, y arrastró el pedazo de cortina que había quedado en su mano hasta el baño. ¿Le cargarían eso a la cuenta?

Se metió a la ducha. Bañarse con agua fría era la mejor opción, quizá no para el dolor, pero sí para quitarse la cara cruda que traía. Abrió la boca y embuchó un poco de agua, haciendo gárgaras y la escupió en el suelo, buscando quitarse el mal sabor. Joder, había bebido demasiado, apenas recordaba lo que había hecho ayer. Lo más nítido en su mente era un HoSeok y un JiMin algo borrachos cayendo a la piscina y... Nada.

Aún perdido en sus pensamientos, tomó una botella de lo que creyó shampoo y vertió el contenido directamente sobre su cabello. El olor a rosas que picó su nariz lo hizo reaccionar.

-¿El acondicionador de Jin?

Con rapidez se enjuagó y envolvió una toalla al rededor de su cintura, saliendo del baño para echar un vistazo al cuarto.

Bien... Esa no era su maleta, esa no era su chaqueta y esos no eran sus zapatos.

¿Esa no era su habitación?

Suspiró, deseando para sus adentros que el visual del grupo no se enterara de que él había usado sus productos para el cabello. Caminó hasta encontrar sus pantalones tirados en una esquina, cerca de su camisa... ¿Y por qué estaba sólo en ropa interior? Abrió los ojos, recogiendo sus prendas, manchándose las manos de...oh.

Lo hicieron.

Otra vez.

Vaya, ya había sido un tiempo... Incluso creyó que no volvería a suceder.

Se llevó la mano limpia a su cabello teñido de rosado, sacudiendo el exceso de agua en éste. ¿Estaba realmente bien? Joder, esa pregunta se la había planteado tantas veces a lo largo del último año, cuando todo comenzó. Y a pesar de que el mayor siempre le respondía que sí, a veces se quedaba despierto pensando cuál era su propia respuesta.

Se sentía bien.

Era la vía más fácil que había encontrado, puesto que arriesgarse a salir y buscar una relación estable sin que los medios masivos de comunicación (que parecían amar olerles el culo) se enterasen no era posible. Sin mensionar que realmente no había tiempo para citas, para celebrar aniversarios o todas esas cosas que comúnmente se hacen con tu pareja. Cuando BTS descansaba, descansaba. Querían dormir y pasarla con familia, amigos, o simplemente solos, pensar en ellos, dedicar tiempo a ellos y consentirse a ellos.

Quizá algunos estuviesen dispuestos a sacrificar esos momentos únicos para sí mismos por una persona. Por amor.

Pero RM no.

A NamJoon le aterraba la idea de convertirse por completo en un esclavo que se manejara en modo automático. Que no tuviera ni vida ni alma. Dejar todas las horas que tenía el día para complacer a otros no estaba entre sus planes. Aún si eso lo hacía sonar egoísta.

Se podían ir al infierno todos. El no renunciaría a su libertad.

Era por ello que, desde el debut, había dejado a su novia y jamás volvió a llamar a alguien pareja. Si bien al principio ocultar una aventura no era tan complicado, cuando Bangtan despegó se volvió imposible. Consternado, cayó en cuenta de que ahora era una figura pública importante, que buscando su nombre en Internet aparecía hasta el más mínimo detalle sobre su carrera... Y vida personal. Le alivió enterarse de que pocos de esos datos tenían una base sólida. Claro.

ERROR [Namjin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora