Dulce venganza

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Kendra

Desperté dentro de una cueva en donde un hombre anciano con un abrigo de León me pasaba un paño húmedo en la frente.

—Las fieras pudieron haberte matado.

—¿Quién es usted?

—Soy todo y al mismo tiempo no soy nada.

—Sólo hubiese dicho que no quería decirme su nombre.

—Soy Kendra.

—Sé quién eres.

—¿En serio? Porque yo no sé quién soy.

La luz de la fogata sólo me hacía ver qué era un hombre muy anciano, posiblemente un chamán.

—¿Puede decirme cómo concluirá la guerra? ¿Qué ve en el fuego?

—Los dioses no quieren hablarme.

—Los dioses nunca hablan sólo nos usan para su entretenimiento ¿Qué sentido tiene nuestra propia existencia?

—¿Conoces la leyenda?

—Claro, la leyenda en donde uno de nosotros debemos reinar.

—No me refería a esa.

—¿A qué leyenda se refiere?

—A la creación del mundo.

—Esa ya la sé.

—Entonces ¿Sabes que el caos engendró un cuarto hijo?

—No, pero me interesa eso que usted dijo.

Narración:

El caos no se fusionó con el mundo completamente sólo se despojó de su divinidad para otorgarla a su último hijo.

Ella pasó a ser la madre Tierra, la madre de todo lo creado en este mundo.

Sin embargo, se ocultó en lo profundo de las cuevas en dónde dió a luz a un niño quién pasó a ser el custodiador de la alma de los hombres.

Nadie sabe dónde vive o donde habita, sólo aquellos que han muerto llegan allí.

—Entonces ¿Ningún humano ha estado allá?

—Nadie sabe dónde está, ni los dioses.

—Entiendo.

Pensé por un momento ir a ese lugar, aunque, sólo era un mito ¿Realmente existe un lugar para las personas fallecidas? ¿Hay una vida más allá de la muerte?

Entonces, después de todo el hombre en cierta medida es inmortal, al menos, su espíritu lo es.

Me quedé profundamente dormida, sin embargo, tenía algunas pesadillas con Eileen quién me decía que tiempo peores vendrían.

Me desperté alterada, miré a mi alrededor y el hombre no estaba ¿A dónde habrá ido? La fogata aún seguía encendida.

Tenía que salir de aquí, no tenía tiempo que perder, tomé un pedazo de madera y la encendí.

Me dirigí rumbo a lo desconocido, no sabía a dónde ir, aunque, no se me quitaba la idea de la cabeza de ir y encontrar ese lugar.

Sin embargo, necesito encontrar a Rowena, siento que no puedo hacer esto sola ¿Y si regresamos a mi padre a la vida?

Morgana

Allí estaba yo frente a mis hermanos, los ojos de Rowena tenían un miedo intenso, miré a Garnik que me miraba como su primer blanco.

Los niños del sol [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora