Anarquía

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Rowena

—No te muevas.

Rodé mi cabeza para darme cuenta que Morgana iba directo a un precipicio, ignoré por las palabras de aquel muchacho para ir corriendo hacía mi hermana.

Evité que cayera al precipicio, miré abajo para darme cuenta que el cangrejo se estaba volviendo a contruir lentamente.

—¡Suéltame!

—Morgana, no está, no es real.

Morgana reacciona al darse cuenta que estuvo a punto de tirarse al agua, ella mira a un lado para ver aquel joven castaño.

Se suelta espantada y pregunta:—¿Este quién es?

Morgana

—¿Quién eres? ¡Responde!

Bajé la mirada para darme cuenta que Erwin estaba en una especie de encantamiento.

Ahora parecía que besaba a alguien, el castaño dice:—Él es más fácil de complacer.

—Hombres...Tan primitivos.

—Mi nombre es temido por los hombres, algunos sólo creen que soy una leyenda.

—Estoy en todas y en ninguna parte.

—¿Eres un dios?

—Si.

—¿Podrías quitarle el trance? Verlo así es ridículo.

El castaño le quita aquel trance, Erwin cae al suelo y le dije en burla:—¿Qué tal tu chica?

Erwin se asusta al ver aquel joven rubio ¿Por que no nos ataca? Algo debe estar tramando.

La verdad en Astoria se evitaba tocar los temas relacionados con la muerte, en general, sólo se enseñaba lo que mi padre decía.

No obstante, en otros pueblos habían variaciones en cuanto la creación del mundo y la existencia o no de un dios de la muerte.

¿Por que negar lo inevitable? Al menos en el mundo de los hombres, la muerte era lo único seguro.

Rowena

—Entonces ¿Cuál es tu nombre?

—Soy como me quieran llamar, algunos me llaman Hades, otros me llaman Odin...Pueden llamarme como quieran.

—¿Qué flor era esa?

—Es una quimera...Crea ilusiones en la mente de los hombres.

—Entiendo.

—Pero, es extraño que los hombres no tengan miedos ¿A qué le tienes miedo?

—A estas alturas a nada.

Erwin

—¡Diosa Selene! ¡Lo hemos encontrado! ¡Ahora devuelve el sol!

—¿A quién le grita?

—Vinimos hasta acá creyendo que te hallaríamos.

Empecé a reflexionar un poco al respecto ¿Por que nos dejó llegar a él tan fácil? ¿Por que no nos ataca? Al menos que...

—¡Maldita sea! Tu no estás aquí.

Kendra me mira un poco extrañada y pregunta:—¿De qué estás hablando?

—Esto es sólo una ilusión, estamos aún dormido.

Morgana en un acto de rabia intenta golpear al dios, sin embargo, no puede hacerlo al atravesar al otro lado.

Los niños del sol [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora