En búsqueda de la verdad

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Rowena

Me levanté de aquella cama, buscaba mi ropa cuando sentí que una mano helada pasa por mi espalda.

Estoy con un acosador o lo más parecido que me he encontrado en mi vida, aún me hacía a la idea que estuve con un completo desconocido.

¿Por que mis hermanos se tardarán tanto? Quiero salir de aquí, no sé nada de este sujeto ¿Debo estar toda la vida atada a alguien que no amo? No tengo a dónde ir, no tengo a dónde correr.

Me volví acostar en la cama, él me dice con una voz fría:-Sé que no quieres estar conmigo.

—No entiendo algunas cosas, pero si entiendo el rechazo.

Mi intención no era hacerlo sentir mal, pero era esto o morir en manos de un cangrejo.

—Los dioses son bastante egoísta.

—¿Por que dices eso?

—Si estás tan enamorado de mí como dices, debiste haberme dejado ir.

—El amor siempre busca el bienestar del otro.

—Entiendo...

—Aún así no puedo dejarte ir.

—Una vez dentro, no puedes salir.

Me acerqué y lo abracé, él hace lo mismo, él me dice:-Quiero que estés conmigo para siempre.

Aquellas palabras resonaban en mi cabeza, no quería estar atada a nada, me costaba demasiado, algo que amo es mi libertad.

Se notaba demasiado que le atraía, algo que aprendí con el tiempo es usar mi belleza a mi favor.

Suena bastante desalmado, sin embargo, los hombres son bastante fáciles de manipular cuando se es bella...Al menos, ellos clasifican como bella.

Por eso siempre me escondo, toda la vida me han perseguido los hombres, si tan sólo supieran que no planeo atarme a nadie.

No puedo enamorarme no es conveniente, ni mucho menos racional, ante todas las cosas prefiero la razón.

El amor se da en la libertad, no en el sometimiento de mis deseos sobre el otro, ese es el único amor que conozco.

Erwin

—¡Maldita sea! ¡No podemos salir de este lugar!

Morgana dice:—Llevamos todo un día así.

—Debe haber otra forma.

—¿Y si llenamos este laberinto de agua?

Morgana esboza una leve sonrisa y me dice:-Entiendo que intentas hacer.

Rowena

Minutos más tarde...

Estábamos en un enorme comedor, en donde comimos manjares, Hades era bastante callado, su mirada melancólica era lo que más resaltaba.

—Vaya, sabe bien... Gracias.

Notaba que hacía un gran esfuerzo por mantenerme a gusto ¿Cómo me conoció? ¿Por qué sintió atracción por mí?

—¿Cuando fue la primera vez que me viste?
—En el bosque recuerdo que estabas bailando para tus hermanos pequeños...Tenías quince años.

Lo miré sorprendida ¿Me lleva espiando 3 años? ¿Qué es esto? Ni sabia que existía.

—Entiendo, así fue como hiciste la escultura.

—Toda la vida has estado solo.

—Si.

Los niños del sol [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora