Capítulo 19.

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Siento cómo mis ojos se comienzan a humedecer. Acabo de cometer el peor error y eso que cometí varios, pero este..... Lo peor de todo con un amigo de Peter.

¿Qué hice? ¿Ahora con que cara voy a ver a Peter? Hanna tuvo razón; soy y seré una maldita zorra.

Un sollozo desgarrador sale de mi boca y las lágrimas comienzan a salir sin para. Escucho la puerta abrirse y me cubro con la cobija. Levantando mi vista, Agus está frente a mi de lo más tranquilo, ni se siente culpable y eso me hace sentir más basura de lo que soy.

— Deja de llorar Lali. No hicimos nada malo. — Aparto mi vista de él y miro para abajo.

— Hicimos...., hicimos algo malo, un maldito error... — Entre sollozos​ digo. — ¿No lo ves? Con que cara veré a tu esposa y a Peter?

— Ellos no tienen porque saberlo. Vamos Lali, sabíamos que esto iba a pasar en el momento que venimos aquí y comenzamos a tomar. Esto será un secreto entre tú y yo, nadie tendrá que saberlo.

¿Cómo puede ser tan cínico? No le importa haber traicionado a su mujer y a su mejor amigo, aunque yo no soy nada de Peter, él debe sentirse culpable así como yo me siento en estos momentos.

— Quiero...,quiero irme. — Me levanto y me cubro con la cobija. — ¿Que horas es?

— Las Diez y media. — Oh Dios. Es tarde. — Mira Lali, no voy a ser un hipócrita. Yo te estuve deseando desde el primer momento en que te vi, te traía unas ganas de mil demonios. Puteame, maldecidme todo lo que quieras, pero los dos somos adultos y tanto si querías o no. Pasó no hay marcha atrás. No hay que darle tantas vueltas a este asunto.

Escuchando lo que me dice. Entro al cuarto de baño cerrando con seguro porque no quiero que de le de por entrar. Dejo caer la cobija y camino hacia el espejo y me veo en él y me doy asco.

Veo a la mujer que soy y no dejaré de ser; una zorra. Que ahora da su cuerpo gratis. Tan bien que estaba, tuve que volver a lo mismo.

— Sos una idiota Mariana. — Me digo viéndome en el espejo. — Una idiota que comete miles de errores. ¿Así querías que Peter te amara? — Me regaño. — No sos ni serás digna de él, porque él merece una mujer que no esté manchada y vos lo estas. — Secándome las lágrimas.

Camino hacia la ducha y abriéndola dejo que el agua caiga por todo mi cuerpo. Tomando el jabón y una esponja de baño; comienzo a restregar todo mi cuerpo para borrar cada caricia que me haya dado Agustín. No me importa dejarme la piel a rojo vivo, sólo quiero quitar de mi cuerpo todo lo asqueroso que hay en mí. Cuándo siento que es suficiente, salgo y me seco con la toalla. Salgo del baño y no veo a Agus dentro del cuarto y suelto un suspiro de alivio.

Veo el vestido en la cama junto a mi ropa interior  y los zapatos. Agus debió dejarlos. Termino de cambiarme y salgo del cuarto y camino hacia la sala. Agus está sentando esperándome y me acerco.

— ¿Podemos irnos? — Murmuro.

— Sí.

Salimos. Subiendo al ascensor ninguno dice nada. Yo sólo veo hacia abajo, no quiero verlo a la cara.

Al salir; subimos al auto y Agus comienza a conducir, hacia la casa de Peter. Yo solo veo por la ventana con la mirada perdida. Ya no sé que voy hacer. Ya estoy perdida.

Veo que nos estamos acercando y decido hablar.

— Agus puedes aparcar aquí. No quiero que Peter nos vea juntos. No sé que le voy a decir si nos ve junto.

El acepta y detiene el auto.

Él no dice nada y se lo agradezco. Saliendo del auto. Veo cómo vuelve encender el carro y se aleja. Comienzo a caminar y cada vez me voy acercando más a la casa, mis nervios crecen. ¿Qué le voy a decir? ¿Cómo lo veré a la cara? Deteniéndome en la puerta de la entrada, toco y espero hasta que la puerta se abra.

ADICTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora