Capítulo 30.

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El taxi se detiene. Veo la casa donde vive la hermana de Nat. Bajo y le agradezco al taxista, Nati ya le había pagado, así que no debo preocuparme por eso. Esa mujer es de un corazón enorme. Me acerco a la entrada, toco la puerta, esta se abre y aparece una mujer con una sonrisa cálida.

— Tu debes ser Lali. Soy Verónica, pasa. mi hermana me avisó de tu llegada.

— Gracias. — entro y la casa se ve acogedora.

— Ya tu cuarto está listo. Ven te lo voy a mostrar. — abre una puerta y el cuarto es tan lindo. — espero que te sientas a gusto.

— Muchas gracias, le prometo que voy a conseguir un trabajo para ayudar con los gasto y después buscar mi propio lugar para vivir.

— No te preocupes. Todo esta bien.  ¿Quieres algo de comer?

— La verdad sí, tengo demasiado apetito.

— Ven preparé un arroz con pollo muy rico.

— Gracias.

Vamos a la cocina y ella me sirve un poco. Comienzo a comer y vaya que es delicioso, si por si engordé con Natalia, voy a engordar mas con su hermana. Me lo termino todo y bebo un poco de jugo.

— Gracias vero, cocinas muy deliciosos.

— Ay. No es para tanto. Lali como dijiste, quieres encontrar trabajo.

— Sí. Para tener algo guardado para la llegada de mi bebé. — toco mi panza abultada.

— El padre... — bajo la mirada. — No quise ser imprudente.

— Es una historia complicada. Yo  no puedo hablar con el padre de mi hijo, nosotros no terminamos bien, él no querrá verme. Además ya ni se debe de acordar de mí, es ahora mi pasado.

— Bueno.... Mejor digo lo que tenía que decirte. Mi hermana me puso al tanto de todo, yo trabajo en una tienda de ropa  puedo hablar con mi jefa para que te de una oportunidad.

— ¿Crees que acepte? O sea, mas por la condición en el que estoy.

— ¡Claro! Ella es muy buena y si le cuento de ti y más que estás embarazada, de seguro que te da el empleo. Ella pasó algo parecido con su hija, lastimosamente no pudo ayudarla y la joven murió con tan solo 16 años.

— Es....

— Muy fuerte lo sé. Lastimosamente es fácil que los jóvenes caigan en los vicios y los padres son los últimos que se enteran o prefieren no decir nada hasta que es demasiado tarde. Ella se vino a dar cuenta ya cuando su hija murió de una sobredosis de cocaína.

— Mis padres cuando supieron que yo me drogaba, mejor prefirieron correrme, no querían sufrir la vergüenza entre sus amigos de tener una hija drogadicta. Creo que si ellos me hubieran apoyado yo no hubiera llegado al punto de casi acabar con mi propia vida. Ni siquiera mi madre me aceptó cuando la fui a ver, solo me tiró en cara que por mi culpa su matrimonio fracasó.

— Dejemos todo los malos recuerdos. Mañana hablaré con mi jefa y pediré que te de una cita para que puedan hablar con ella.

— Gracias. En verdad me alegra tener la oportunidad de seguir adelante. Pero ahora necesito hacer algo para comenzar a dejar mi pasado atrás.

— ¿Quieres que te lleve alguna parte?

— ¿Puede?

— Claro. Voy por mi bolso. — ella va y vuelve. — listo.

Salimos de la casa. Subimos al auto y le doy la dirección. Necesito hacer esto, porque será mi punto final a mi antigua vida.

Cuando llegamos, le pido a vero que me espere en el auto. Un poco nerviosa camino hacia la puerta. Suelto un suspiro y toco. Espero hasta que la puerta se abre.

— ¿Tú?

— Sí yo. Tenemos que hablar.

Digo con seguridad aunque por dentro muero de nerviosismo, debo hacerlo y terminar con esto.

— Deja de verme como idiota y dime que haces vos acá.

— Sigues igual mamá. Necesitaba verte después de todo este tiempo.

— No te quedo claro que...

— Muy claro. Pero necesito decirte esto.

— Habla para que te vayas.

— Bien. Yo cometí el error de drogarme y no lo niego, pero los que debieron estar para mí, me dejaron, tú y padre me echaron cuando mas los necesité, por ustedes fui a parar a un lugar que pensé que no tendría retorno. Lo único que hice fue sobrevivir y también matarme, pero yo no fui la culpable. ¡Fueron ustedes! Ya no cargaré con la culpa que los decepcione; porque aquí los única que decepcionaron fueron a mí, ¡A mi! Por preferir a sus malditas amistades que a su propia hija, que siendo una niña la tiraron al mundo donde tuvo que aprender a sobrevivir acostándose cuantos hombres querían tocar mi cuerpo. ¡Tú qué mamá! Perdiste a tu esposo, pero no fue por mi culpa, fue porque él tenía a otra; no fue por mi, hubiera pasado siempre. Porque tenía una mujer que dejó embarazada al mismo tiempo que a vos.  — me limpio las lágrimas. — ¿Dime madre. Donde están esas amistades que tanto eran venerables por encima de tu hija? Te dejaron a solo saber que tu marido te dejó, no fue por una hija drogadicta. Así que.... No soy la culpable de tus desgracias, no soy la culpable de nada de lo que a ti o mi padre..... Les pasó. Eso era lo que tenía que decirte y desde ahora en adelante usted señora y yo somos unas desconocidas, espero que consiga lo que tanto desea.

Me giro y camino de vuelta al auto. Mis lágrimas caen sin parar, logré decir todo lo que siento a la mujer que me dio la vida, sé que va llegar el momento que pueda decirle a mi padre todo lo que siento. Ya nadie me va hacer sentir inferior. Nadie más.

— ¿Cómo te sientes? — me pregunta vero al momento que subo al auto.

— Tranquila... Una vez vine a este lugar, pero no dije lo que en verdad necesitaba decir. Ahora....., ahora lo dije y me siento liberada. Toda mi vida me senti culpable de haberlos decepcionado. Ya no más, porque no fui yo, ellos lo hicieron conmigo. Ahora ya me siento tranquila, me siento feliz por lo que hice. Mi bebé cuando crezca va sentirse orgulloso que su madre salió adelante a pesar que.... Todos lo que alguna vez amó les diera la espalda. Estoy liberada, Vero. por fin me siento bien.

— Has logrado mucho Lali. Te mereces ser feliz.

— Lo soy y seré.

Vero prende el auto y se aleja de esa casa. Miro por la ventana y por primera vez me siento feliz por mí. Por fin me siento tranquila y nadie me va la va quitar, porque estoy liberada de esa culpa que no era mía.

********

Al día siguiente para ayudar algo en la casa, me puse hacer aseo. Después mire televisor, ya cuando se acercó la hora de que Verónica volvería, me puse hacer la comida.

— ¡Lali!

— ¡En la cocina! — grito. — hola Vero ¿como te fue en el trabajo?

— Genial, como te prometí ayer. Hoy hablé con mi jefa y mañana quiere verte.

— ¡De verdad!

— ¡Sííí!

— Gracias Vero, gracias. — la abrazo. — en verdad gracias por ayudarme a conseguir una entrevista con tu jefa.

— No es nada. ¿Ahora dime que hace en la cocina?

— Estoy preparando la cena. — informo como una sonrisa. — ahora ve, ponte algo cómodo para que cenemos.

— Podemos ver una peli después.

— Dale, pero no debemos acostarnos tarde.

— Ni loca. Ayer pedí el día porque vos venías, ahora debo compensar ese día. Pero lo importante es que mañana vas a tener una entrevista de trabajo.

Comienzo a reír de felicidad. Antes no podía hacerlo, ahora me siento llena de felicidad estoy alcanzando cosas que antes no pensé que podría tener. Todo está siendo como siempre soñé, pero no puedo sentirme tan feliz, porque todavía siento ese vacío que Peter me dejó.

ADICTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora