Hate me Love me.

Hate me Love me. Capitulo 2

Capitulo 2:

Como mi alumna estrella me había dicho hace un mes en la biblioteca, no podría volver a tocarla sin librarme de una denuncia de su parte.

Ella me tenía sobre aviso. Me había advertido claramente que mi carrera como docente se iría por el retrete si volvía a acercármele para comerle la boca a besos. Trate por ende de sacarla de mi mente. Trate de parar de pensarla y de desearla, pero esos momentos de pasión compartidos en la biblioteca antes de nuestra discusión me torturaban.

En vez de lograr desterrarla de mis recuerdos la deseaba cada día más.

Verla en mi clase me producía una irritante ansiedad e ira por que la tenía cerca pero a mil millas de distancia a la vez.

Como mi alumna estrella me era intocable andaba de mal humor. No tenía paciencia para tratar, ni aguantar a las demás chicas siguiéndome e interrumpiendo mis pensamientos fuera del salón de clases.

Un día en la facultad vi a mi ratón de biblioteca charlar animadamente con un muchacho, otro alumno. No pude dormir noches seguidas masticando los celos.

Sentí una infinita rabia y envidia recordando como Amanda, mi ratón de los libros le sonrió a ese tipo.

La imagen y el sonido de su risa mientras se reía relajadamente con él, cuando a mi ni me miraba y si lo hacia no veía en sus ojos mas que rechazo, me lleno de ira y de odio.

Ella se había convertido en mi mayor obsesión. Esa enigmática e intrigante joven mujer no salía de mi mente ya sea de día o de noche.

Para encontrar un reemplazo a la alumna que no se convertiría en mi affair, iba como era habitual antes de conocerla a los clubes nocturnos, pero ninguna mujer lograba despertar mi deseo sexual.

Mi libido no reaccionaba ante ninguna mujer. Me sentía como si estuviera castrado. Para mi mayor desconcierto e irritación, la mera imagen de mi ratón de biblioteca bastaba para que mi cuerpo reaccionara como por acción de la combustión.

Meramente el hecho de tener a mi alumna sosa frente a mis ojos lograba que mi cuerpo se acalorara, en clases, en el aula para rematar.

Mis ojos no me hacían caso. Estos tenían su propia voluntad. 

Inconscientemente mis ojos buscaban a Amanda todo el tiempo en la facultad.

A cada día que transcurría la frustración iba en aumento dentro de mi sistema, debido a que no tenía ninguna esperanza de poder tocar de forma íntima a la mujer que me gustaba.

Amanda me era intocable, me era prohibida.

No poder tener a Amanda en mis brazos me hizo odiarla y amarla.

Por su causa por primera vez en mi vida experimente en carne propia lo que es sentirse rechazado por completo.

Ser rechazado completamente por quién hace a tu corazón palpitar emocionado, con ilusión, es una situación dolorosa, mas que frustrante, mas que desesperante. Es una sensación mas que amarga.

Sin darme cuenta de ello caí en el amor. Presiento que me enamore de Amanda.

Creo que estoy enamorado de la chica menos popular de mi clase.

Presentía que me había enamorado de Amanda como un demente, por lo que debía por mi salud mental, como sea hacerla mía.

No importaba el costo que tuviera que pagar para obtener la pasión de aquella mujer. Era cuestión de orgullo.

Me era intolerable saber que tuve a mis pies a muchas mujeres que nada significaron y la única a la que le podría regalar el mundo, mi mundo, mi alma, mi corazón, mi todo, me odiara.