Hate me Love me.

Hate me Love me. Capitulo 8

Capitulo 8:

Abro los ojos ebrio de deseo y de placer para observar a Amanda besándome y acariciándome con los labios sobre el vientre. Esta montada ahora mismo sobre mis rodillas. Descubro que se libera sensualmente de la diminuta braguita de encaje. Luego la deja caer sobre la muñida ropa de cama. Queda completamente desnuda, montada sobre mi erección, erguida para que la mire como me plazca. Me enciende nuevamente. Se ofrece sin tapujos. No siente timidez ante su desnudez ya que es una mujer que tiene claro que es atractiva.

Amanda conoce el efecto que tiene sobre mi, así como el que tiene en los demás hombres. No por nada le saco provecho a su apariencia antes de toparse conmigo en aquel club nocturno.

Con una sonrisa perversa me provoca sosteniendo con firmeza mi falo por encima de la tela del buso gris holgado que uso de pijama.

Acaricia deliciosamente arriba y abajo mi largo y ancho y luego busca mi mirada para ver el resultado de su incitación y provocación. Sus ojos parecen brillar con luz propia al verme estremecer. Aprieto la mandíbula para detener los jadeos. La adrenalina fluye en mis venas. Estoy expectante. Estoy enloqueciendo. El hambre sexual domina cada uno de mis pensamientos. Debo controlar las ansias de poseerla con descontrol. Debo hacer acopio de una suprema fuerza de voluntad. En esta ocasión debo permitir que ella sea quién me tome de acuerdo a lo que desea expresarme. Es toda una hazaña tratar de contener las ansias angustiantes que tengo de desbordar en ella toda la pasión que me inspira.

Manteniéndome la mirada comienza a darme besos castos y otros húmedos en el camino a la gloria, en dirección sur, es decir, sigue la fina línea de vello púbico que me nace en el ombligo. Posa besos juguetones y traviesos para luego lamer con la punta de la lengua en la piel, muy cerca de la pretina del buso. De pronto jala para abajo la tela del buso gris con ambas manos para luego sostener con confianza mi erección. Erección que fue totalmente liberada de la tela.

Jadeo, me estremezco, y me tenso alucinado debido a los espasmos que me producen sus caricias. Con maestría estimula con los dedos de la mano derecha mi erección que responde endureciéndose totalmente. Con la otra mano explora los músculos de mi vientre y muslo derecho tensándose ante su forma placentera de estimularme con la mano y la boca.

Gimo con abandono sexual al sentir y ver como mi falo es rodeado por sus labios sensuales. Ella aumenta el erotismo saboreando con pasión y deseo mi sabor. Me estimula chupando y lamiendo con total lujuria. Me observa extasiada disfrutando lascivamente no solo mi expresión, sino que le excita sentir con los labios y con la lengua el tamaño, la forma y la fuerza de mi erección.

Subo vertiginosamente hasta un tormentoso éxtasis que hace vibrar cada célula nerviosa de mi cuerpo. No puedo contener mi voz, ni mi cuerpo tembloroso. Me estremezco y vibro violentamente, liberando totalmente mi voz. No le oculto cuan bien se siente su forma de amarme en la intimidad de la cama.

Realmente me entrego a Amanda, no le niego nada de mi. A ella quiero darle mi todo. Tuve sexo con muchas mujeres hermosas y sensuales en mi pasado, pero jamás sentí el nivel de placer que experimento cuando tengo sexo con Amanda. Creo que se debe a que el ser amado es el único que puede causar un efecto devastador en tu mente, aunque solo sea una mirada lo que se comparte.

Mirarse en los ojos de quién amas o tocarla causa un corto circuito en tu mente y en la piel del cual no puedes recuperarte. Mas bien deseas ser atrapado en aquel tormento dulce todo el condenado tiempo. Te vuelves adicto.

Amanda estimula mis formas con ambas manos, al mismo tiempo me chupa profundo en su boca. Cobija desvergonzadamente mi largo y ancho, sin olvidar lamer todo mi contorno. Me precipito al vacío. Estoy volando a ojos abiertos hasta el clímax. Ella sacia y alimenta al mismo tiempo, hasta el delirio el deseo y la pasión.