Capítulo 2.

1K 62 4
                                    

" Ella dijo que se iría y que se llevaría todo lo que fuese de ella, y en efecto, se fue, y se llevó todas sus cosas, todo lo que era suyo.Se llevó todo. Y no me llevó a mi.

Y yo era suyo.

J. Purcupine.

ADALIA.

Maldición, voy tarde a mi trabajo otra vez, no puedo creer que la profesora de literatura me entreteniera tanto con su platica de madre reprimida, puesto que no tiene hijos y como ami me gusta mucho leer, casi siempre me toma como su hija sustituta y me cuenta todo lo que le ha pasado en todo el tiempo que no nos hemos visto, es decir cada tercer día, que si el profesor de mate le tira la onda, que si su perro se puso mal, que si su carro, que si hubiera tenido hijos, que si la cuenta del banco, que si sus deudas, en fin,me cuenta todo, y no superficialmente no, me cuenta todo con lujo de detalles, supongo que mi lado noble es el que me obliga a escucharla siempre que me dice que quiere platicar con migo.

Ah, perdón que malos modales los míos, me llamo Adalia, Adalía Morgoth Kruashof, se escucha algo raro pero bueno, casi todos me dicen Lía, bueno más bien sólo mi abuela, los viejitos que cuido y su hija, que es la que me paga por cuidarlos.

Y hablando de eso, tengo ya 30 minutos de retraso, ya se que no es mucho pero la verdad me gusta ser muy puntual con mi trabajo.

Llegó muy agitada a la puerta de la casa de los Olmirks, prácticamente corrí desde la escuela hasta aquí, ya que como tengo el dinero que ganó muy justo para los gastos en una quincena no me puedo dar el lujo de ir en el transporte colectivo, abro la puerta, ya que la hija de los señores Olmirks me dio la llave puesto que llevó ya trabajando aquí 2 años, abro la puerta y lo primero que hago es gritar mi nombre a todo pulmón, para que me escuchen ya que la primera vez que entre sin decir quien era, el señor Olmirks casi me tira al suelo porque pensó que era una infiltrada de E.U.

-¿Señor Olmirks? Soy yo, Lía.

Espero unos momentos a que se acuerde de mi, ya que esta escondido por ahí y momentos después sale detrás de la puerta.

-¡Querida!- le grita a su esposa-. Ya llegó Alía.

-Señor Olmirks, mi nombre es Adalia.

No me hace caso como siempre y cuando estoy a punto de decirle que si me permite entrar aparece la señora Olmirks.

Siempre tiene una sonrisa en su rostro y es muy amable, su único pero es que esta casi sorda, así que cuado hablo con ella casi le tengo que gritar para que me escuché y por ende el señor Olmirks me regaña y me dice que no le grite a si "querida"

-Hola, Lía gracias por venir- voltea a ver el reloj y dice- aunque un poco tarde he de decir, pero aún así gracias por venir.

-NO AGRADESCA SEÑORA, LO HAGO CON MUCHO GUSTO- y también por la paga claro.

-Pero que descuidada soy, no te he dicho que entres, vamos niña entra o pescaras algo con este frío.

Entró a la casa, que es muy lujosa he de decir y como no si la señora fue una gran escritora y la familia del señor siempre fue de los cargos grandes del ejército, dejó mi mochila en el perchero junto con mi chamarra ya que tienen una chimenea que calienta toda la casa y por ende siempre esta calentito adentro.

-Vamos niña, quiero que me ayudes con mi tejido y también a que me ayudes a hacer la cena.

-Si señora, ahorita le ayudó, solos déjeme colgar mis cosas.

-¿Que vas a llamar a quien?

-NO SEÑORA VOY COLGAR MIS COSAS EN EL PERCHERO.

-Bueno cuando termines de hablar con el señor chero me vienes a ayudar.

No tiene remedio, bueno trabajo es trabajo así que no me puedo quejar, vamos Lía sólo son 4 horas, puedes hacerlo, me digo mentalmente.

-Alía, cuando termines de ayudar a mi mujer quiero que juegues una partida de ajedrez conmigo- me dice el señor Olmirks que se encontraba a unos pasos detrás de mi.

-Señor, me espanto y si claro cuando termine jugaré con usted una partida.

Como es de costumbre la señora Olmirks se duerme a la mitad de su tejido, y yo como se que siempre hace eso, antes de que comience a coser le pregunto que es lo que va a hacer de cenar, la verdad es mucho lo que hace pero como casi siempre hace lo mismo ya me aprendí la receta y lo hago en un santiamén.

La cena de hoy consiste en un filete de atún a la marroquí con una ensalada de lechuga, berro, frutos secos y acompañada de una vinagreta y para el postre, pie de coco y café; hago las cosas lo más rápido que puedo en lo que esta el atún cociendose en el horno y ya que tengo que esperar hasta que haga costra, me pongo a hacer lo demás, término exactamente cuando se empieza a formar la costra en el pescado, lo volteo para que se le haga del otro lado, se hace la costra y le apago al horno, claro saco el pescado para que no se cocine más de lo que ya está, lo dejó en la mesa junto con todo lo demás y me dispongo a ir a buscar al señor Olmirks, casi siempre esta en el estudio en donde hace sus batallas entre los rusos y otros provenientes de otro país.

-señor estamos listos para atacar.

-Bien, preparen los cañones, no habrá piedad para esos mal nacidos.

Escucho que dice el señor Olmirks antes de abrir la puerta del estudio, otra vez jugando a que esta en la guerra cuando mataron al Zar, abro la puerta y veo al señor atrás de una silla tirada en el suelo apuntando con un palo de escoba al librero de enfrente, hasta trae casco.

-Señor Olmirks, ya termine de hacer la cena, vamos a jugar una partida de ajedrez.

-Bien, bien vamos ya, el tiempo apremia Alía.

-Señor, no me llamo Alía.

-Si lo que digas, vamos ya.

Salimos del estudio y nos dirigimos hacia la sala en donde tiene una mesa especial para jugar ajedrez, que por cierto esta hecho de mármol blanco y negro, y como de costumbre yo ocupó las piezas negras, pero también creo que tiene ahí la mesa para poder ver a su mujer y cuidarla si algo le pasa mientras jugamos.

Trato de esforzarme lo más que puedo en verdad que si, pero como siempre en señor Olmirks gana la partida, no importa que es lo que haga siempre gana el.

-Alía, el ajedrez es como la vida, tienes que aprender a ver hacia donde moverte para no morir y burlarte de la muerte cuantas veces quieras, si no entiendes eso, siempre vas a perder.

-Si señor,lo sé, mañana le voy a ganar ya verá- pero ese día que gane nunca llega.

Cenamos y como siempre las felicitaciones por la cena siempre se las lleva la señora Olmirks, recojo la mesa, lavó los trastos y por fin termina mi día de trabajo, menos mal tengo que llegar a hacer mucha tarea y trabajos para mañana entregarlos.

-SEÑORA, YA ME VOY NOS VEMOS MAÑANA, QUE TENGA BUENAS NOCHES.

-Si querida, gracias, tu también que tengas buenos coches.

Salgo de la casa, y comienzo a caminar en dirección a la casa de mi abuela, esta aproximadamente a 30 minutos de aquí caminando algo rápido y sin detenerme a comprar nada, un día más que pasas Lía, vamos sólo falta un poco más para lograr lo que quieres y con ese pensamiento me dirijo a casa.

Después de Axel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora