—P-papi...—
El pequeño jugaba con los cabellos peli-rojos de su mayor,pues estaba sentado en sus hombros de regreso a casa.
—¿Porqué no puedo tener amigos?—
—Porqué los amigos quieren alejarte de papi.—
—Pero...papi me hace daño...—
—Papi odia que no entiendas que los amigos no existen,por eso llegó a hacerte tanto daño.—.
Lo dejó en el suelo y se arrodilló,tomando sus manitos con suavidad,plantándole un beso en los labios.
El pequeño sonrió,y es que el más alto no quedó satisfecho.
Otro beso llegó,uno que no debería.
