Es algo diferente

280 21 0
                                    

La noche continuaba su ritmo. Las tropas noxianas volvían a casa tras una batalla satisfactoria. Darius no podía sentirse mas orgulloso.

-Una vez mas, Noxus  ha mostrado su poder ante Demacia... Pronto caerán por su propio peso.

-General, es usted el mejor.-Le dijo el suboficial.

Pararon para descansar, era tarde, pero estaban cansados, asi que decidieron parar al menos hasta el amanecer.

Las tropas se sentaron en el suelo. Había varios grupos, todos ellos entre si hablando de cosas comúnes como de sus familias, Noxus o de cosas insignificantes como el tamaño de la Luna.

Darius bebía cerveza mientras hablaba con algunos de sus soldados. Miró al frente y vio el lugar donde habían encerrado a la chica.

Se levantó y se dirigió hacia allí, algunos recorrieron sus pasos con la mirada. Todos sabían que en aquel lugar había un demaciano, pero ni que era una joven. Aún asi la mayoría no le daba importancia, pensaban que probablemente al llegar a Noxus sería ejecutado o obligado a ser esclavo.

El general aún con la jarra de bebida en su mano, abrió la puerta del carruaje.

Allí se encontró a la muchacha aún amordazada y atada encojida como podía para contener el calor que aún le quedaba dentro.
Darius la miró, estaba indefensa, sacarla delante de sus soldados solo sería buscar el fin a la muchacha, asi que decidió no hacerlo, en cambio, se acercó a ella y le tocó el hombro para que abriese los ojos.

Aun estando a oscuras sus ojos relucían como perlas.
-Oye chica, ¿Estás bien?.-Hasta a el mismo guerrero le sorprendió esa pregunta, pero no se arrepintió de hacerla.
Ella esquivó el contacto visual con él.

-Hey, te estoy hablando.-Dijo seco.

Aunque quisiera responder, no podía, pues estaba amordazada. Él se dió cuenta y le quitó la venda de la boca.

-Sólo quiero irme a casa...-Dijo con una voz tenue y que al guerrero le sonó dulce.

-No puedes.

-¿Qué me vas a hacer?

-Ahora nada. Cuando lleguemos a Noxus, ya lo decidiré... Intenta descansar. Mañana será un día largo.

Darius iba a cerrar la puerta cuando vió que ella castañeaba los dientes de frío.

Cerró la puerta y se fue hacia su caballo, cojió una manta y volvió al carruaje. Los soldados estaban atónitos, ¿Su general estaba siendo amable con un preso y encima de Demacia?

Volvió a abrir la puerte y se volvió aencontrar con esas perlas que tenía por ojos.

-Ten.-Dijo entregándole la manta.

Ella no la pudo cojer porque estaba atada de manos.
Darius rodó los ojos. Se acercó al oído de la demaciana, la cual notaba que su pulso se aceleraba por miedo.

-Si intentas huir, te mataré.
Después de eso desató las sogas de sus manos y pies. Al quitar la cuerda vió que sus extremidades estaba rojas y sus manos un poco hinchadas. 'Qué delicada es, nisiquiera me molesté en forzar el nudo' pensó para si mismo.

-G-gracias...-Volvió a hablar la chica cojiendo la manta y tapándose con ella.

Darius resopló y cerró la puerta volviendo a dejarla a oscuras.
Ella en su interior se tocó las muñecas que ahora estaban libres.
Tenía que escapar, pero sabía qie a cualquier mínimo movimiento brusco que hiciese, las tablas de madera del carruaje sonarían y los soldados irían a por ella, por lo tanto intentó dejar la mente en blanco, pero la escena de su nación ardiendo la comió entera por dentro. El abandonar a su hermano de aquella manera la rompía el alma. ¿Estaría muerto? Y todo por que no se mostró mas firme ante aquel carnicero.

Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y se durmió con la esperanza de que su hermano viniese a por ella. Sólo deseaba estar con el, en su casa, quizá jugando al ajedrez como solían hacer tan amenudo...

                    ****************

Los primeros rayos de sol entraban entre las tablas de madera que estaban mal unidas. Lux se despertó y vio que no había sido un sueño. La habían capturado y seguramente iban a matarla de una manera cruel.

Esos pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de los cascos de algunos caballos y por la puesta en movimiento de su transporte.

Se intentó levantar, pero la altura de este espacio era pequeña asi que se sentó y apoyó sus brazos en sus rodillas, esperando a que algun milagro sucediese. A que alguien la encontrase y la ayudase a volver a su
necesitada nación.
Por fuera oía a los hombred hablar sobre sus mujeres, hijos o familia.

A la joven le extrañó, pues pensaba que en Noxus los hombres sólo vivían para la guerra y las mujeres eran una especia de "adorno".

-En cuanto llegue le entregaré esto a mi hija, le ecantan las flores de color azul.

-Pues yo iré directamente a ver a mi hermano que está enfermo, estos días con los preparatorios de la invasión no le pude visitar mucho.

Lux se sentía ahora mas agusto al saber que ellos también hechaban de menos a sus seres queridos.

-¿Y usted que hará nada mas llegar jefe?

-No lo sé. Supongo que iré a ver al Cuervo.

-Siempre tan responsable. Debería de tomarse unas vacaciones.

-Noxus no descansará hasta que sus fronteras sean expandidas al máximo, Terr.-Dijo la voz de Darius seco.

-¿Y sobre el demaciano que llevamos aquí?

Lux al oír eso se asustó, pero intentó agudizar más su oído.

-La llevaré ante Swain. Allí decidiremos qué hacer con ella...

-¿Es una mujer?.-Dijeron varios a la vez.

Darius sabía que no debía de haber dicho eso, pero tarde o temprano la chica  tendría que salir de ahí, asi que se limitó a afirmar.

-Podría haberla sacado anoche, así nos hubésemos divertido un poco más... -Dijo uno como riendo.

Darius calló. Los soldados notaron que ese comentario era innecesario, asi que ellos siguieron el ejemplo de su general.

                      *************

Tras un largo viaje, llegaron a Noxus. Las puertas se abrieron y la gente recibía con júbilo al ejército.
Los soldados pesaban por las calles mas principales hasta dirigirse al edificio del Alto Mando, donde Swain esperaba noticias sobre su misión.

Al llegar allí a Lux se le erizó el vello, pues si su gran general consideraba que su vida no tenía precio alguno, no dudarían en matarla.

Los soldados desmontaron de sus caballos y les llevaban a sus cuadras. La joven oía como cada vez había menos bullicio, pensó que quizás Darius se había olvidado de ella y que la iba a dejar ahí dentro.

-Garen...-Dijo en silencio y abrazándose las piernas.

La luz te guiaráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora