Parte 3. Navegando en Aguas Misteriosas

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Para evitar llamar la atención, no usaron caballos, por lo que tuvieron que caminar los kilómetros que les separaban de la capital, solo deteniéndose para tomar agua y descansar. Fue hasta la media noche que llegaron bar restaurant Hunter's Moon, que por suerte estaba vacía.

El lugar era bastante bonito, iluminado por la luz que entraba de la luna y una chimenea en una de las paredes. La mesa tenía varios taburetes acomodados a su alrededor.

Siguieron a Maia quien bajó las escaleras del bar, al parecer ella vivía arriba.

– Tengo algunas habitaciones que rento arriba, – ella les informó. – Todas están ocupadas por miembros de la resistencia, por lo que no deben preocuparse por los inquilinos. Pero aun así es más seguros tenerlos en el sótano. –

– Racionamos la comida, – Simon dijo. El chico siempre parecía hablar como si tuviera prisa. – Sebastián cortó los suministros de comida a las personas que apoyan al Rey Robert. Eso nos incluye. Ahora mismo tenemos lo suficiente para mantenernos alimentados, pero no sabemos cuanto va a durar. –

– Especialmente con cinco bocas más, – dijo una voz gruesa.

Todos se giraron al mismo tiempo, viendo a una mujer. Ella tenía una coleta con su cabello revuelto y ojos verdes. Aunque sus palabras había sonado tensas, ella sonrió.

– Hola, – dijo ella. – Soy Iris Rouse, – dio un paso al frente, escaneando al grupo y deteniéndose en Alec. – Su Majestad. –

– Alec, – dijo él, con una sonrisa insegura.

Ella sonrió e iba a decir algo más cuando una pequeña niña morena y de ojos cafés se asomó por la puerta.

– Hola, bonita, – Magnus la saludó, en una voz tan dulce que hizo sonreír a Alec.

– Ella es Madzie, – dijo Iris, – Mi nieta. –

– ¿Y sus padres? – preguntó Ragnor, en tono pragmático.

– Murieron hace varios años, – Iris explicó. – La Clave les asesinó por una injusticia. Madzie ha estado conmigo desde entonces. –

Alec se llenó de furia, pero rápidamente controló, acercándose a Madzie quien aun les veía desde el marco de la puerta. – Hola, Mi Lady, – le dijo con suavidad, poniéndose a su nivel. – Soy Alec. Me gusta tu moño. –

Ella le miró sorprendida, pero su rostro se iluminó en una pequeña sonrisa, acariciando el listón de su cabello.

– Ella casi no habla, – dijo Maia, acercándose a la niña que aun le sonreía a Alec. – Bueno, les dejaremos para que se acomoden y descansen. Les dejamos comida, pero por favor sean razonables, no hay demasiada. Nos vemos en la mañana, para discutir lo que haremos. –

– Gracias, – dijo Jace, benevolente. – Realmente apreciamos lo que están haciendo. –

De nuevo, todos lucieron sorprendidos y Alec no pudo evitar preguntarse como les habían tratado las otras personas de alto rango. Tan pronto como se fueron, Alec soltó un gran suspiro. Se sentía exhausto y cansado por el viaje y la caminata.

– ¿Estás bien, amor? – Magnus le murmuró, parándose en frente de él.

Alec abrió sus ojos y le sonrió a su novio. Detrás de Magnus, Jace y Hodge ya estaban acomodándose en uno de las literas, dejándole otra a Ragnor.

Alec suspiró y enterró el rostro en el cuello de Magnus y sus manos alrededor de su cintura. No le importaba si alguien les veía. Simplemente necesitaba estar cerca de su novio, sentir su olor, porque sentía que en cualquier momento se volvería loco.

A Pirate's Life For Me (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora