「Vacaciones」ー Tomtord

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Después de la tormenta viene la calma, ¿o no?

Eran la tantas de la noche, buena hora para salir de fiesta, tomarte algo con tus amigos o simplemente pasear.
Eso hacia nuestro líder rojo, pasear, bueno mejor dicho, deambular por el parque.
Después de lo sucesos en la casa de Edd, su "ex" mejor amigo, no se arrepentía de nada.

No se arrepentía de haber perdido un brazo.
No se arrepentía que la parte izquierda de su cara estuviera llena da heridas.
No se arrepentía de haber destruido su antiguo hogar.
No se arrepentía de nada.

Seguía deambulando por el parque, sin rumbo fijo. Simplemente, caminaba sin conciencia.

No estaba ebrio, del todo. Eso era algo  bueno. No le gustaba beber, pero cuando era necesario, lo hacia.

Después de una larga caminata, decidió ir a otro bar a tomar algo y entró al que hacia esquina en la calle que se encontaba. Entró y ando directamente hacia la barra, sin rodeos.

-Buenas noches señor. ¿Qué quiere tomar?

-Algo mi fuerte, por favor.

El camarero sacó un pequeño vaso y virtió un líquido transparente como el agua. Tord cogió el chupito y lo alzó. Luego cogió aire y trago esa sustancia que aquel individuo le dio.
Su garganta comenzó a arder, casi notaba como echaba fuego por esta. Su estómago comenzaba a revólveres, como un huracán.

Esa bebida si que era fuerte.

Tord pidió otra ronda más. El camarero obedeció y le volvio a llenar el vasito con aquel líquido tan potente.

Después de otras dos rondas más, Tord terminó por pedir una cerveza y sentarse en una mesa al fondo del bar, donde nadie lo podría ver.

Miraba con atención como las burbujas subían a la superficie de su bebida dorada. Eso le gustaba, sobre todo, le entretenía. Mantenía su mente desconectada del mundo.

Pasaban los minutos, y Tord aún seguía en aquella mesa en el  fondo del bar. Su cerveza no había desaparecido, del todo. Aún le quedaba un pequeño trago. Cuando se dispuso a beberlo, volvio a la barra y pidió otra. Camino de nuevo a su mesa y se volvió a sentar.

Su vista se mantenía baja, ocultando su rostro. Aún así siendo el Líder Rojo, no le gustaba llamar la atención.

Las puertas del bar se abrieron, dejando ver a un individuo de sudadera verde.

-Tord, se que estas aquí. No puedes esconderte de mi. Te conozco perfectamente- grito Edd, ganándose todas las miradas de los hombres en aquel bar.

Tord levantó la vista, viendo así a su "ex amigo".

Edd camino por el bar, buscándolo, hasta que por fin lo diviso en la parte trasera del bar, donde no había nadie.

-Tord...

-Vete.

- Tord escuchame.

-No quiero. He dicho que te vallas.

El castaño suspiró y cogió una silla para sentarse frente al de sudadera roja.

- Tord, tienes que escucharme, al memos un minuto.

Este no hizo caso y escondió su cabeza entre su brazos.

-Esta bien, aunque no me hagas caso, te contaré.

Tord seguía en la misma posición. No quería verle, le dolía.

Si, dijo que no se arrepentía de nada, pero ahora... retiraba lo dicho.