Día 6

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Descubrirte a ti mismo, es el mayor viaje en la vida...

Dispensario de medicinas Mioga, 6:12 am

Sesshomaru cambia las vendas de mi herida, aún me sonrojo, sentir su toque me gusta mucho, es bastante hábil y delicado para ser hombre, normalmente son más bruscos. Sé que no tiene ninguna relación sentimental con nadie, lo seguí en varias ocasiones, cada día la misma rutina. No me imaginaba a un hombre como él viviendo así junto a una mujer tonta y superficial, me lo imagino viviendo aventuras, con una mujer que le comprenda...

Está concentrado en la tarea, puedo verlo bien, así, de cerca, es tan guapo...

Alza la mirada y nota que tengo mis ojos en él, giré el rostro enseguida.

El señor Mioga entró, nos entregó un paquete de medicamentos que necesito. Suspire, Taisho los tomó y les guardó en mi bolso. Inuyasha llegaría en cualquier momento, debíamos estar listos.

Permanezco sentada preguntándome como haría para caminar hasta la nave de mi amigo. Por fortuna tengo los planos y las cosas van tomando forma, una vez que pueda traducir ésto, podré al fin cuidar el secreto mejor guardado de nuestra religión, la razón por la que nos masacraron.

La puerta fue abierta. Mi compañero estaba apoyado en la pared con los ojos cerrados. Inuyasha está aquí junto a mis viejos amigos, Sango y Miroku. El último no lo evitó, corrió hasta mí, me abrazó con fuerzas. Le doy un puñetazo al sentir su mano en mi retaguardia. Sesshomaru lo agarró de la solapa de la chaqueta. Debí explicarle que mi lividinoso amigo era así, sólo de esa forma le soltó, Inuyasha y Sango reían.

-No perdamos tiempo- dijo mi amigo -Vayamos a la nave, Wolf sigue buscando al Taisho.

Tente ponerme de pie para caminar al lugar pero fue demasiado, antes de poder cruzar el umbral casi caigo. ¡Odio ésto!, no soy una chica desvalida. Siento unos fuertes brazos rodearme y alzarme como si nada, Sesshomaru comienza a caminar y yo me siento extasiada. Jamás un hombre me ha tratado así, con acciones y no palabras.

Veo a mis amigos reír cómplices, Miroku le pasa unos billetes a Inuyasha, frunci el ceño, ¿Qué habrán apostado estos cabezas huecas?

Olvidé todo cuando Taisho me apega más a él, llevé mis brazos alrededor de su cuello y dejé mi cabeza descansar en su pecho, escuchando los latidos de su corazón. Cerré los ojos imaginando lo que sería escuchar esos latidos, más acelerados, durante la noche... sonreí por ese pensamiento tan descabellado.

Llegamos a la enorme nave de Inuyasha, estaba lista para despegar, sólo esperaban por nosotros. Entre el gentío, por un instante, vi a Naraku, me sonrió. Lo vi marcharse a su averiada nave. Corrió con suerte de no morir el cabron.

Sesshomaru me recuesta en nuestro camarote, siento que nos movemos, hemos despegado, la máquina hace un movimiento logrando que el peliplata caiga sobre mí. Siento su cuerpo, su calor... abro un poco mi boca, mi mano toca sus pectorales, aún con la camiseta los puedo sentir. Mordi mi labio.

Él se levantó de golpe, salió del camarote. Suspire arrepentida, ahora sí pensará soy una fácil. ¡Yo tengo novio por todos los cielos!

Me acurruque para poder conciliar el sueño. Debo recuperarme, el viaje a Navarra será largo, sólo espero que Haku esté sano y salvo para cuando lleguemos...

Un movimiento brusco me sacó del país del sueño, era la nave, escucho un sonido de alarma. La puerta se abrió de golpe, Sango dijo que una flota militar nos había interceptado.

-¡Mierda!- exclamo -¿Dónde está Sesshomaru- no lo veía en el camarote.

-Bueno... son muchas naves enemigas, saldrá con uno de los nuestros en los cazas para luchar- informa.

The girl (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora