Capítulo 10

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Sinb.

[...]

Tomé una ducha fría, a la que estaba acostumbrada. Fue uno de los castigos que dejó Jungkook antes de irse, pero ahora que él estaba aquí no estaba segura si aquello seguía en pie. Después de todo, esta era su habitación.

Era de noche, cuando decidí salir al patio, aún con el cabello húmedo. El viento frío congeló mi piel al instante. Mi atuendo tampoco ayudaba. La pijama era un conjunto de prendas cortas que dejaban al descubierto mis brazos y lo que empezaba después de los muslos.

No podía dormir, de hecho, no quería hacerlo.

Descansar era lo que menos debía hacer, y con él aquí, tenía que estar más alerta.

Su amenaza de esta mañana seguía rondando mi cabeza.

Me abracé a mi misma, esperando algo de calor confortante. Bajé la vista del cielo hacia mis pies, estaba tan cerca del césped que fui tentada a pisarlo. Vigilé mi alrededor, constatando que nadie estuviese merodeando el jardín.

Entonces, cuando me ví sola esperando la oportunidad para adentrarme a una aventura, cuyo final podía terminar en tragedia. Decidí correr el riesgo y caminar a trotes sobre el césped. Mientras la luna vislumbraba los pasos que debía dar, no podía dejar de sentirme temerosa por ser descubierta a medio andar.

Al tocar las paredes, noté las protuberancias que sobresalían de allí. Y cómo estás se habían convertido en mi única salida, las escalé sin temor. Mi mente era asediada por la voz de Jungkook arrojando maldiciones, e intenté borrarlas de mi mente para no dejarme caer.

Sentí el ardor en mis manos, pero nunca me detuve. Pensé en mi madre, esperándome del otro lado, abrazándome y diciéndo cuánto me había extrañado. Entonces, escalé más y más como si fuese un profesional aunque ciertamente, era la primera vez que lo hacía. La adrenalina en mi sangre era tanta que, podía escuchar como mi corazón golpeaba mi pecho.

Pero cuando estaba próxima a dejar aquella prisión, una mano fría se encerró en mi tobillo y jaló de el con fuerza. Miré hacia abajo encontrándome con un Mingyu angustiado.

— Bajate de ahí, ahora mismo —habló entre murmullos—, solo harás que te maten.

Me resistí.

Empujé mi pierna hacia él, con el objetivo de perderlo. Sin embargo, su obstinado carácter no permitió que me dejara en paz. Poco a poco su fuerza logró hacer estragos en mi cuerpo, me sentí debilitada. Aunque deseaba gritar, no podía hacerlo.

Si Jungkook llegaba a verme así, mis días en este lugar se convertirían en un infierno.

— ¿Cuál es tú jodido problema? —le reclamé ofuscada.

— Te hago un maldito favor —contestó frustrado.

La pelea de resistencia terminó a su favor. No obstante su brusco jalón, haría que mis manos perdieran el agarre en el muro, logrando que cayera de costado, golpeándome la costilla y obteniendo rasguños en las rodillas, durante el descenso.

Él también cayó, y por los quejidos supe que su estado estaba igual o peor que el mío.

Traté de respirar, sin mucho éxito. El impacto fue tan fuerte que me arrebató el aire. Rodé sobre el césped, esperando tomar fuerza para levantarme e irme a la habitación antes de que esto fuera motivo de reclamos.

Quédate quieta por un maldito segundo —murmuró él, adolorido.

Dejé mi espalda descansar en el césped, mientras las estrellas se robaban mi atención. Aquel viento frío de la noche, hizo que mis músculos se relajaran y doliera menos las heridas, aunque el dolor emocional permaneció allí, más tenaz y devastador que nunca.

Dangerous Love© | Jk.Sb | EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora