Capítulo 18

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Sinb

Los días oscuros volvieron, la incertidumbre se convirtió en mi mayor pesar. Desconocía mi futuro, pero era consciente de que nada cambiaría, nunca volvería a ser igual de feliz que cuando estaba con mi madre.

Recordé su última carta, escrita con su puño y letra. Disculpándose por algo que no le competía. Recuerdo llorar de felicidad, mientras acariciaba el papel, buscando sentir el tacto de su mano, a través de las letras...

Un día cualquiera, Jungkook entró a la habitación y dejó una carta, no explicó mayor cosa, y me dejó sola durante todo el día. Escribió fuera del sobre; te lo prometí. Y entonces, fue cuando al terminar de leerla me enteré que todo había sido una farsa, una vil mentira para volverme vulnerable.

Mi madre seguía con vida, sin embargo fue obligada a mentir por Jungkook. Ese hombre se había convertido en el motivo por el cual, empezó a atraerme el homicidio. La sola idea de verlo escupir sangre, mientras suplicaba por su vida, era algo tentador, pero casi imposible de materializar.

La vida de mi madre estaba en medio de un tiroteo y si no hacía las cosas bien, no podría verla. Esa fue la condición que me fue impuesta por el nefasto de Jungkook.

Podía lograrlo de forma inmediata, obedecer no era el problema, pero él no daba tregua a sus provocaciones y tampoco tenía filtros al hablarme. Si quería gritar, lo hacía, si quería gruñir o protestar, lo hacía sin pestañear. Trabajar con él, se convirtió en una tarea de supervivencia, donde solo el más paciente saldría con vida.

Desde que lo confronté en la terraza, su humor se volvió más pesado. Siempre estaba serio, o molesto, pero nunca alegre, esa palabra no existía en su cabeza. De igual manera, la inesperada renuncia de Mingyu hizo que Jungkook me viera con más desprecio, como si aquello fuese mi culpa.

La tensión entre ambos crecía con el pasar de los días. Él solo me dirigía la palabra para corregir mi trabajo, y exponer de todas las formas posibles cuán idiota era por no saber redactar un simple informe. Pero no todo eran gritos, por lo menos en las noches, antes de acostarse a mi lado decía; Buenas noches, que descanses.

Jungkook parecía gustarle jugar con mi mente. Era experto en ese ámbito. Tendría que pasar mucho, hasta poder estar a su nivel.

Guardé el último sobre que tenía para Jimin, él esperaría en el pasillo para tomarlo discretamente. Era lo que hacíamos últimamente, porque de otra forma no podíamos comunicarnos.

Jimin me dió esperanzas al decirme que estaba listo un plan para mí liberación, y así como me lo dió, me lo arrebató, después de asegurar que tenía que esperar un mes para eso.

Me levanté de la silla dispuesta a recoger todo el trabajo de esa mañana. Le informé a Jungkook que iría a la habitación, pero él solo me observó como si lo hubiese hipnotizado.

Dije que ya terminé —repetí.

Parpadeó dos veces y volvió a su laptop.

Su extraño actuar y falta de habla, me indicaron que estaba ignorandome, de nuevo. Aunque si hacía memoria, había estado actuando así los últimos tres días; golpeaba constantemente su esfuerzo con la madera, despeinada su cabello y escribía frenéticamente algo que desconocía, pero de lo que me interesaba saber.

Dejé todo ordenado en el escritorio y caminé hasta la puerta.

Entonces, protestó— Aún no puedes irte.

Me giré sobre mis talones y lo miré.

— He culminado todo —dije.

— Lo sé, pero no es eso para lo que te necesito ahora.

Dangerous Love© | Jk.Sb | EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora