|| When the summer ends || Cornelio Vega Jr

0.2

-Jordan, Jordan despierta.-Escuché una voz a lo lejos.- Mierda Jo tienes el sueño estúpidamente pesado. Levántate o este avión te llevará a casa de nuevo.-Dijo su ya cansada amiga, Becca.

Ésta tenía al rededor de 15 minutos tratando de despertarla del sueño sumiso que su amiga tenía. Suspiró aliviada al ver que sus ojos empezaban a abrirse y no tendría que llamar a la mamá de la menor de las chicas para decirle una trágica noticia.

-Verg*a Jordan pensé que habías muerto estúpida.-Dijo su amiga Becca exageradamente.

-Ay que exagerada, solo era una siesta.-Dije riendo.

Oí que Becca murmuró algo en voz baja y bajaron del avión.
Las demás chicas estaban esperándolas en una de las banquillas del aeropuerto.

-Vaya, hasta que se dignan a aparecer.-Dijo María Ana.- Apresuren el pasó, pedí el taxi hace 10 minutos.-Dijo malhumorada.

Yo rodeé los ojos y tomé mi maleta para seguir a mis amigas, mientras iban todas delante mío, nos observé. Éramos todas muy diferentes, pero tan malditamente idénticas. María Ana, era la típica rígida y responsable, organizando cada minuto de su vida. Tez blanca, cabello rojo peligro, ojos negros y con pecas en el rostro. Rebecca, la típica fiestera con vida descontrolada y desorganizada, rubia platinada y no, no teñida. Ojos azules que a decir verdad eran realmente preciosos, y una piel blanca hermosa. Peyton, ojos color verde, cabello corto y negro, todas con un cuerpo realmente asombroso que a mí me hacía sentir insegura. Yo creía que era la menos agraciada del grupo, porque cuando recién nos conocimos ellas trataban de hacerme sentir inferior. Hasta que llegué a la pubertad y Dios. ¡Bendita pubertad!
Y por último yo, Amber Jordan. Mis ojos color verde a mi parecer eran realmente lindos, mi cabello castaño hasta los codos y mi piel canela me hacían un buen favor.

Pare mis pensamientos cuando mis amigas me llamaban para subir al taxi, no me había dado cuenta que mis maletas estaban ya arriba.

María Ana pagó el viaje al hotel y todas fuimos al living, dimos la información necesaria y pagamos para registrar nos.

Subimos al piso correspondiente y por el pasillo pude ver a un grupo de chicos entrando a una habitación vestidos muy veraniegos, eran 4 y no pude observamos bien porque ellos entraron a su al parecer, habitación.

Entre a la mía y de mi compañera, nos habíamos decidido dormir de dos en dos, obviamente Peyton y yo coincidimos y dormimos juntas.

-Ve a ponerte un bikini Amber, iremos a la alberca.-Dijo tecleando algo en su teléfono.-Y tú bloqueador está en mi bolsa por si lo ocupas.

-Bien, no sé cuál ponerme. ¿Qué me dices tú?.-Pregunté, debía verme bien por si las dudas.

-Yo digo que el celeste de una sola pieza, ese te sienta muy malditamente caliente.-Dijo riendo y yo junto con ella.

Caminé hacia mi maleta y busqué entre mis cosas mi bañador celeste, entre al baño y me cambié de ropa no sin antes darme una pequeña remojada. Cuando estuve lista me miré en el pequeño espero rectangular dentro del baño.

Maldición, si me miraba caliente. Reí por mí pensamiento impuro.

Salí y arriba puse solamente mi shorts de mezclilla y mis Crocs rosas.
Peyton me dejó una nota junto a mi celular diciéndome que se adelantó junto con las chicas y que me esperarían ahí. ¿Tanto había tardado?

Mientras salía, tomé mi celular y comencé a caminar al mismo tiempo que escribia un mensaje para mi mamá y papá. Estaba apunto de salir al pasillo que da a la alberca cuando por accidente quiero creer fui empujada hacia atrás haciendo que callera de culo.

Levanté mi mirada cuando escuche una risa y un jadeó acompañado de un “Ay verga, perdón”. Y mierda, miré a un gordito adolecente realmente adorable. Me pareció tierno por lo que reí y le dije.

-No hay problema, fue un accidente.-Me levanté y tomé mi celular.

-Perdón muchacha, no te vi la neta y venía apurado por qué mi hermano...

No termino de hablar porque otro muchacho, más joven que él se aventó encima de él y el que me reempujó primero se movió haciendo que el nuevo joven callera sobre mi, callendo ambos al piso.

-Ay no mames, perdón muchacha.-Dijo de nuevo el mismo muchacho.- Soy Valentín, perdón otra vez.

Me pare quitando a su amigo o lo que sea y le sonreí un poco cabreada, y le dije.

-No importa, Soy Amber Jordan. Un gusto.-Les dije a ambos con la cabeza gacha.

No había visto al muchacho que había llegado por lo que levanté la cabeza para ver y..... ¡Dios! Era un chico guapísimo ante mis ojos.

-Un gusto, soy Cornelio.