Amanda Latimmer, mas conocida como Mandy era la dueña de las salas de juegos para caballeros que llevaba su nombre: Mandy's.
Peter Kendrik, conde Birdwhistle era un importante noble. Era un sinvergüenza, una calavera sin retorno.
Amanda y Peter se...
¿Estaba casada?, se preguntó Peter. Después de dar muchas vueltas en el jardín se sentó enfrente de la fuente de Cupido. Toco de nuevo el anillo y cerro sus ojos volviendo a verla en sus pensamientos. Estaba hermosa; pero tenia algo que no encajaba con la Amanda que el había conocido. Alguien se sentó a su lado. Anabelle su hermana.
— Esta aquí lady Bradshaw, puedes cortejarla. — Le tomo la mano. — Hable con ella y le gustas. Hizo una pausa incomoda — Pitt, se lo difícil que te resulta verla aquí.
— Esta más hermosa que antes.
— Realmente es muy hermosa. — Le paso un brazo por los hombros y se acerco a su oído. — No esta casada, ni tiene hijos. — Le confió. — Hablé con ella un momento, sin siquiera sospechar que soy tu hermana.
Peter se dio vuelta para enfrentarla, la miro con devoción.
— ¿Que mas te dijo? — Le preguntó emocionado.
— No hablamos mucho; pero me dijo que no estaba casada, no era viuda, ni estaba siendo cortejada. No tiene hijos y es una mujer muy agradable.
Annie agradeció que el estuviera tan contento de la noticia que no le pregunto nada sobre su cara arrebolada y sus labios hinchados de los besos.
— ¿Te gusto? — Preguntó Peter. Para él su opinión era muy importante que la de los demás.
Los años que pasaron juntos, cuando él la fue a buscar, el dolor de el por Amanda, ella por su marido los había acercado de una manera que ninguno de los dos alguna vez se había imaginado. Al pasar los años se habían apoyado mutuamente, y se habían aliado cuando su madre los atosigaba, cuando la sociedad los criticaba, ellos se apoyaban. Habían llegado a ser amigos, hermanos, compañeros y paños de lágrimas. Vivian juntos y criaban a Charlotte juntos, sin importarles las habladurías, eran felices ambos a su manera. Y ahora que su madre había muerto recientemente se habían mudado a la finca que pertenecía a la familia.
— Claro que me gusta, es una mujer realmente encantadora. Tiene un imán para los hombres, no te lo voy a negar. Pero es toda una dama. Te ayudare a que la recuperes. Peter se levanto con alegría del asiento y la tomo en brazos. La levanto y dio vueltas con ella mientras ella reía.
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Amanda paseaba en le jardín, había salido a tomar aire. Edward la estaba sofocando preguntándole tantas veces si estaba bien. Estaba llegando a la fuente de Cupido cuando escucho gritos y risas provenientes de la fuente. Se escondió detrás de los arbustos y contemplo la escena.
— ¡Ya bájame Peter!
La mujer estaba abrazada a Peter mientras este la daba vueltas. Se veían felices, él reía y ella gritaba de jubilo. Se veían tan hermosos. La mujer era alta y delgada, con una melena rubia hermosa, no alcanzaba a verle el rostro pero se veía hermosa a la luz de la luna. Y el se veía precioso. Sintió una punzada de resentimiento. Él había vuelto a reconstruir su vida mientras que ella aun lloraba por lo perdido.
