Capítulo 14

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       Él No iba a pedirle perdón, no tenia porque hacerlo. El tenía razón en lo que le había dicho.
Le doliera o no. Aunque Peter no era santo de su devoción el no había tenido la culpa de nada. La había dejado, si. Pero él no se había enterado de absolutamente nada, jamás supo que ella había perdido un niño. No podía culparlo por su ignorancia. Y estaba tan encerrada en si misma que iba a cometer una locura. ¡Como si casarse con ese viejo le modificaría la vida a alguien que no fuera ella misma! estaba ofuscada, no pensaba bien las cosas. Y él ya se había cansado, no pensaba cargar con los errores de ella, ni tampoco quería estar presente si ella decidía seguir con esa estúpida idea. Viviría en las suites de la sala de Londres y después se marcharía. Quizás a Nueva York, de nuevo. Hablo con su ayudante de cámara y le pidió que empaque todo para su partida ese mismo día. Se fue a ver a Edward y Lorraine para decirles que se iba y luego hablaría con Mandy. Aunque dudaba que cruzara más de dos palabras.

Peter recorrió la mansión en busca de Mandy pero no la encontró en ningún lado

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Peter recorrió la mansión en busca de Mandy pero no la encontró en ningún lado. Hacía más de tres horas que no la veía y casualmente ni ella ni Matt estaban.

Cuando salía por tercera vez al jardín trasero, paso Matt echando chispas. Se veía en su expresión que
estaba molesto, aunque esa no era la palabra adecuada. Furioso era como estaba.
Realmente furioso. Intercambio unas palabras con su criado y despareció dentro de la casa.
Peter se sentó y vio pasar a Mandy con el rostro arrebolado, el pelo despeinado y caminando rápidamente. Se acerco a ella.

— ¿Te puedo ayudar? — Ofreció divertido, al ver su cara de enojo.

— No, gracias. — Fue la cortante respuesta. — ¡Quítate! — Le dijo empujandolo de su camino.

Mandy entro a la casa y se topo con el cuerpo de Matt que salía afuera. Se fulminaron con la mirada y se separaron sin decirse nada.

¡Habrase visto!, pensó indignada. A pesar de todo, no podía darle la razón. Sabía que la tenía. Sabía que no podía culpar a Peter por haber perdido el niño, pero admitirlo seria como perder lo único que la mantenía en pie. Y si era sincera consigo misma, enojarse es mucho mejor que compadecerse a si misma, es mucho mejor que aceptar la derrota. Entro a su habitación y dio un portazo, haciendo vibrar los cristales. Primero se calmaría y después iría a hablar con Matt y pedirle perdón. Jamás le había pegado, ni en sus peores momentos.

Pero escuchar la verdad tan clara, y en la cara como él se la grito la había enfurecido.
Se quito el vestido de montar que cayó hasta sus caderas. Se puso un vestido con botones delanteros y se peino de nuevo. Se sentó en la cama y apoyó la cabeza en las manos. Comenzó a contar. Cuando llego al ciento cuatro un suave golpe en la puerta la interrumpió.

— Adelante.

Entro Lorraine con un vestido de seda color verde claro, se veían los delicados bordados en la falda, que caía en capas.

— ¿Dónde estabas? — Le pregunto extrañada. — Te he buscado casi toda la tarde y tu ni apareciste

— Paseando. ¿Me necesitabas para algo?

La Reputación De Amanda ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora