Narró yo: El fundador mayor los miro un instante para después mirar a su hermano. -Shin déjalos ir-dijo después de varios minutos. -¿QUE? Pero nii-san-trato de convencer a su hermano. -Hazme caso Shin. Puedo ver que no tienen intenciones de molestarnos. Sólo déjalos ir y ya-dijo el mayor mirando a su hermano algo molesto. Shin miro a los vampiros un momento y luego los lobos desaparecieron. Los hermanos salieron corriendo dejando a los tsukinamis algo intrigados. -Manda a uno de nuestros lobos a que los sigan. Quiero saber a donde se dirigen con tanta prisa-comento Carla mirando en la dirección en donde se fueron los vampiros. Shin asintió ya que sabía que su hermano no iba a dejarlos ir así sin más.
Mientras tanto con los vampiros, llegaron al lugar donde dijo Kou. La casa era así:
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Los hermanos contemplaban la enorme mansión escondidos detrás de unos árboles del bosque. -Vaya es una hermosa casa-dijo Reiji asombrado y sorprendido de que su madre viva en una casa como esa. -Bien ¿Cual es el plan?-preguntó Raito. -No podremos entrar todos en la mansión sino nos atraparían-dijo Subaru mirando la casa. -¿Entonces que hacemos?-preguntó Ruki. -Uno de nosotros tendrá que entrar y encontrar la habitación donde se encuentra mamá. De esa forma nos avisará y podremos tele transportarnos hasta ahí-continuo el albino. -Muy buen plan, pero ¿Quien de nosotros irá?-preguntó Kou. -Tiene que ser el más sigiloso-opino Subaru. En eso todos miraron a Kanato. -¿Por qué me miran a mi?-preguntó el pelilia. -De nosotros tu eres el mas sigiloso-comento Ayato. Kanato lo miro mal, pero aceptó ya que por ver a su madre haría cualquier cosa. Kanato dio un suspiro, inspeccionó de que no hubiera nadie a la vista y se tele transportó frente a la puerta principal de la casa. Abrió la puerta e hizo lo mismo que hizo anteriormente. Observo el lugar y subió las enormes escaleras. Narra Kanato: Entre en la enorme casa. Las paredes eran blancas y con algunos tonos claros o pasteles en los muebles. Subí las escaleras y fui recorriendo cada pasillo y habitación, pero no encontraba nada. Estaba por irme con Teddy cuando escucho unas voces que se acercaban hasta donde yo estaba. Tenía que salir de ahí. Corrí y entre en la primera habitación que estuviera cerca. Espere a que las voces se callaran, pero sentí detrás de mi un calor reconfortante. Mire detrás de mi y observe la habitación en la que me encontraba. Era grande y oscura, había una ventana, pero las cortinas no dejaban pasar mucha luz, dejando así una habitación algo sombría y sin vida. Lo que más me impresionó fue ver una enorme cama en medio de la habitación. Me acerqué a la cama y mis ojos se abrieron de la sorpresa al ver a una hermosa mujer dormida sobre la cama. Tenía una aguja en su muñeca derecha y en el otro extremo del tubo que conectaba la aguja se encontraba colgado una bolsa con un líquido, que creo los médicos le dicen suero. Era mi mamá. La observe bien, sus labios estaban de un rosa pálido y su piel igual de pálida. Su cabello estaba atado en un peinado recogido. Ahora entiendo porque esa persona se enamoró de ella y la quería, ella era una mujer muy hermosa a pesar de que allá pasado mucho tiempo, sigue siendo hermosa. Me acerqué a la cama con lágrimas en los ojos, me senté en el borde de esta y tome la mano izquierda de mi madre, estaba fría. -Madre-dije sin parar de llorar. No me gustaba verla así. Sonreí y besé su mano-Madre espero me estés escuchando. También espero que me recuerdes. Soy Kanato. Mis hermanos están afuera y quieren verte-dijo hablándole mientras acariciaba su mano-Vamos a llamar a mis hermanos nee~Teddy.-dije mirando mi peluche, me acerqué a la ventana y llame a mis hermanos con la mente. Les dije cual era la habitación y en menos de 10 segundos ellos ya estaban en la misma habitación que yo.
