Capítulo 2: Veneno de matiz negra

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Estuve sentado tratando de hacer el preludio de la cuarta y penúltima canción que se estrenaría la semana entrante para The Bendy Show ya que, la inspiración pues, había salido a flote luego de un buen momento de relajación escuchando algo de música clásica junto a mi compañero y amigo Jack Fain, y cuando la fina punta de mi bolígrafo escribía sobre la hoja de papel una posible partitura oí un estrépito sonido proveniente de la entrada al departamento de música. Dejé de lado el bolígrafo y el papel, levantándome casi de golpe luego de haber escuchado tal injustificado sonido; me asomé entonces a ver por la ventana de la oficina con preocupación, fue ahí donde vi que otras personas también salían de los distintos cuartos asomándose para buscarle significado a tal espantoso alboroto. Decidí salir de mi oficina no sin antes guardar todo mi progreso en carpetas o donde correspondían, dejando en la mesa únicamente unos planos de la máquina de tinta que miraba por curiosidad, y cerré la puerta como acostumbro, me encaminé hacia la tertulia que se formó adrede de ello.

—Buenos días, mis estimados —saludé cordialmente a todos los integrantes de la tertulia con una sonrisa—. He venido por el estruendo, ¿podrían decirme qué lo causó? —pregunté con curiosidad.

—Buenos días, Sammy —me respondió al saludo con su singular sonrisa Susie Campbell, exactriz de voz de Alice Angel, el personaje femenino principal de la serie de The Bendy Show, quien ahora ayudaba a hacer la voz para personajes secundarios—. Todos aquí hemos venido a por lo mismo, pero no es más que la tubería de la puerta de salida de emergencia que estalló —dijo respondiendo a mi interrogante dejando de sonreír mostrando la seriedad de la situación, atípico en ella.

—¿Explotó dices? —ladeé mi cabeza en señal de interés.

—Wally Franks ya está manos a la obra —interrumpió Norman Polk, el proyeccionista—. Parece ser que sí, la tubería explotó por la sobrecarga de tinta y no se puede salir por la puerta de la salida de emergencia.

Fue entonces que se me informó que no era más que otro de los problemas con la tinta de los que creía ya extintos, parecía ser que uno de los tubos de rompió, específicamente aquel que llevaba a la salida de emergencia escaleras abajo, por lo tanto, estaba imposibilitado el poder abrir la puerta de la salida de emergencia, ya que la maldita tinta lo impedía.

—¡Perfecto! —le respondí sarcásticamente a Norman—. ¡Otro problema más! Ya veía venir este tipo de situaciones.

—No te preocupes, Sammy, ya Wally está a cargo —retomó Susie la conversación.

—El problema es que estaba tratando de componer la siguiente canción, y este ruido no hizo más que aterrorizarme —le respondí con cierto enojo justificado en mis palabras—. Es difícil concentrarse con ruidos así.

—No te culpo, Sammy. Yo tampoco puedo trabajar con tanto alboroto —se dirigió Wally a la conversación, trayendo consigo la mirada de todos esperando una respuesta sobre lo de la tubería.

—¿Y bien? —le dijo Norman a Wally, impaciente por una respuesta.

—Pues parece ser que la salida de emergencia tendrá que permanecer así hasta que se limpie la tinta —Wally tosió levemente para aclarar su voz—, pues parece que el corredor está inundado porque no fue una, sino varias las tuberías que explotaron simultáneamente causando tal ruido —explicó cruzado de brazos.

—¿Eso significa que habrá que subir las escaleras para salir por la entrada? —preguntó Susie.

—Hasta que no se limpie la tinta por todo el corredor tendrán que tomar el camino largo para salir —le respondió rascándose la cabeza con cierta incertidumbre—. Pero eso solo tardaría unos días; la cuestión es que... Bueno, con estas tuberías rotas, las demás empezarán a sacar más tinta y puede que haya otras que también exploten.

—Maldición —respondió Norman con molestia en sus palabras.

—A este paso todo el estudio terminará colmado de tinta —le repliqué a Wally. No me sorprendería si hasta nosotros terminábamos llenos de tinta.

—¿Y por qué empezó a explotar todo así sin más? —preguntó Allison Pendle, la nueva actriz de voz de Alice Angel que curiosamente vino siguiendo a Susie.

—Parece ser que Joey sobrecargó la máquina con mucha más tinta de lo debido sin mi consentimiento —contestó Wally a la duda de la chica.

—¿Así que Joey simplemente metió más tinta de la debida? —replicó ahora Jack Fain quien también estaba metido en la conversación.

—Podría decirse —respondió Wally nuevamente con algo de disgusto en sus palabras porque era él quien tenía que limpiar el desastre—, y si sigue así, más tuberías se irán dañando porque no todas tienen el mismo grosor y podrían explotar al igual que las otras.

—¿Quieres decir que más tuberías pueden explotar? —preguntó con preocupación Susie.

—Por desgracia, es probable. —respondió—. Yo iré a terminar la labor escaleras abajo para ver qué puedo resolver —añadió Wally—. Por favor, Sammy, necesito que jales la palanca de tu oficina para que deje de bombear tinta y así evitar más problemas —terminó de hablar y optó por devolverse a las escaleras que llevaban a la puerta de emergencia para arreglar el problema. Yo tan solo asentí.

—Tenemos que hablar seriamente con Joey sobre esto, porque no es posible que las cosas sigan éste rumbo —agregó a la conversación otro empleado.

—Tienes toda la razón —dijo Norman—, creo que lo mejor sería ir a comentarle de ello ahora mismo.

—¡Me uno a la causa! —exclamó Susie.

Otro montón de gente también comentaban de su presunta participación, entre ellos Allison y Jack.

—¿Y qué hay de ti? —comentó nuevamente el asalariado de Norman dirigiendo su mirada hacia mí.

—Vayan ustedes —le dije a todos—. Yo los alcanzaré en un minuto, debo ir a hacer lo que Wally me pidió —me devolví rápidamente hacia mi oficina al cabo que Norman, Susie, y todos los demás partían a contarle a Joey de lo recién acontecido.

Entré a mi despacho, y me dispuse a jalar la palanca que permitía que la tinta bombease, tal como Wally me había pedido que hiciese, desgraciadamente, esto no hizo ningún efecto positivo, sino, más bien, el adverso: La tinta empezó a correr a montones por las tuberías de la entrada de mi habitación, haciendo un charco muy grande apareciese con rapidez, cosa que hizo que mis pantalones se manchasen. Cerré la puerta enojado para que la tinta no entrase en la oficina, pero fue en vano, porque aun así lo logró hacer y para completar, salpicó sobre mi camisa, ya que se abrieron algunas fisuras de las tuberías sacando grandes cantidades del líquido negro como si fuese una pistola de agua, situación que me mantuvo ahí unos cinco minutos aproximadamente para lograr cerrar la puerta porque cada vez era más la tinta que salía esparramada de las fisuras.

Irritado me dirigí a la entrada departamento de música para informarle a Wally sobre lo acontecido, pero, cuando me acerqué a las escaleras que llevaban a la salida de emergencia no había pista alguna de él o siquiera de un tablón de escalera, pues, íntegramente sólo había un mar de tinta que crecía con mucha rapidez.

Entré en pánico porque ya era exagerada la cantidad de tinta que salía, no solo por los tubos, sino también por las paredes, e, inclusive, gotas salpicaban por el techo, por tanto, decidí huir. Deduje que con tanta tinta, Wally y los demás que se encontraban en el departamento habían dado carrera por la cantidad excesiva y repentina del colorante.

Me dispuse a correr, porque el mar de tinta crecía y crecía cada vez más, lastimosamente era tarde, ya para cuando había parpadeado el mar me llegaba hasta la cintura, cuando volví a parpadear, sin siquiera darme cuenta, ya nadaba en una piscina de tinta que me llegaba hasta el cuello, y para cuando fui a dar mi tercer pestañeo ya todo se había vuelto oscuro.

"Hasta el último sonar" || Bendy and the Ink MachineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora