sexo ó ¿hacer el amor?

602 28 8
                                    

Todo estaba oscuro pero lentamente la luz se fue haciendo presente, y entre más tiempo más molestaba, en ese momento me di cuenta que estaba “dormida” abrí lentamente mis ojos para acostumbrarme poco a poco a la luz de la habitación, finalmente cuando mis orbes se encontraban completamente abiertas note la extraña situación en la que me encontraba, estaba en una habitación completamente desconocida, me levante poco a poco hasta quedar sentada y me encontré con la vista completa de esta habitación, en ella había una mesita con un florero adornándolo, eran unos preciosos tulipanes, además de una bandeja de hielo, también note una bolsa café en el suelo, mis ojos se aventuraron a seguir observando la habitación, a mi izquierda se encontraba lo que parecía ser el baño junto con unos sillones, después observe a mi derecha y un balcón, ó era lo que parecía ser, además de que el sonido de las olas se escuchaban perfectamente, junto con algunas risas, espera… ¿Dónde diablos estoy? ¿Olas? ¿Cómo llegue…? ¡Tch! Maldito sádico.

Mis pensares se vieron interrumpidos por el sonido de la puerta y se hizo la luz… el maldito sádico estaba hay mirándome sin ninguna expresión, como si fuera lo más normal del mundo secuestrar a una ciudadana y llevarla a lo que parecía ser la playa.

- ¿se puede saber que rayos está pasando? – lo decía sin moverme de mi posición actual.

- Te secuestre. – dijo sin más.

- ¡mira, que no lo había notado!- dije sarcástica. – una sonrisa se formó en su rostro y comenzó a caminar hacia mí.

- Perdón… no recordaba que a la niña gorila hay que explicarle todo con bananas. – la burla no tardó en hacerse presente, él sabe muy bien como jugar sus cartas, pero soy su rival, no se la dejare tan fácil.

- Mira que no eres tan idiota como pensaba, sabes muy bien lo que me gusta. – el eje de burla en mi persona hacia él se hacía cada vez más notorio. – y ya que me trajiste a una playa, con tantos hombres, debería ir a buscar uno que me explique ¿no lo crees? –lo mire desafiante.

De pronto un sentí un empujón en mis hombros que me hizo caer recostada en la cama, para después mis muñecas sintieran un agarre que las hizo subir hasta arriba de mi cabeza, todo fue tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar, el sádico me tenía prisionera.

-No juegues con fuego china, que te puedes quemar y créeme mis quemaduras son dolorosas, pero placenteras. – su rostro se veía determinado, así que creí totalmente sus palabras, esos ojos rojizos, mostraban que no era mentira, tanto que era como si viera almas quemándose en el escarlata de los mismos, podrá parecer dramático, pero es verdad.
¿Así? Entonces me estás diciendo que eres un demonio ¿verdad? –claro que no me iba a dejar intimidar tan fácilmente, después de todo soy una yato.

Una sonrisa sádica se formó en su rostro. – tómalo como quieras. – fue directo y sin parpadear.

-Entonces es una lástima. – miraba como su rostro se mostró confuso por unos breves segundos para después volver a su anterior mueca sádica.

-¿Se puede saber porque? – cada vez el agarre en mis muñecas se intensificaba, clara evidencia de que mis palabras estaban haciendo efecto.

-Porque soy una yato. – dije sin ningún rodeo.

-Y… ¿eso que tiene que ver en todo esto? – una sonrisa se formó ahora en mi rostro.
Significa… que me gusta domar a los demonios y destrozarlos hasta la medula – dije un poco irónica.

Después de mis palabras se formó un silencio, pero la pelea de miradas seguía en pie, después de un tiempo él se dignó a romper el silencio.

-¿Entonces qué tal si juegas un poco con este demonio? – creo que llegue demasiado lejos con esta broma, ahora el problema es cómo salir de esto. -Tu silencio para mi significa un sí. - ¿Qué? – no te preocupes ya tenía todo preparado. -¿Qué significa eso?- así que más vale que no te dejes quemar por mí. – se notaba e sarcasmo en cada palabra que salía de su sádica boca.

Quito una mano del agarre de mis muñecas y se inclinó un poco hacia adelante, como buscando algo, para después encontrar lo que estaba buscando mirarme y sonreír de una forma malévola, nunca antes había mirado así en él, un escalofrió recorrió todo mi cuerpo en ese instante,  después sentí como intentaba atarme con algo, trate de impedirlo pero era demasiado tarde, después de hacer varios nudos se quitó de encima mío y camino hacia la mesita, donde estaba el florero, tomo la bolsa que había visto con anterioridad y regreso a la cama vaciando el contenido a un lado de mí, y me sorprendió enormemente lo que contenía, era *****, *******, ******* además de algunos ****** **** y  ********* también destacaban  lubricantes, esposas  y cosas por el estilo, este tipo enserio que está loco.

-¿Te gusta lo que ves? Veo que estas contenta por todos los juguetes que traje especialmente para ti, ya que siendo nosotros, no esperabas que fuera algo romántico ¿verdad?

-¡maldito loco! – grite con todas mis fuerzas.

-Vamos china, no me digas que ya te estas rindiendo… ¿acaso mi infierno te consumió? Rayos… y eso que solamente estas en la entrada, esto que miras, es la sala de espera el verdadero patio de juegos no está nada cerca. – lo decía de una forma tan relajada y seria que daban escalofríos. ¿Qué rayos me espera?

  A paso lento se sentó a un costado mío me miro con una meca divertida, después dirigió una mano a mi mejilla y con su dedo comenzó a pasearlo por cada parte, labios, frente, parpados, mejillas, después descendió lentamente hacia mi cuello, y descendía cada vez más hasta llegar al mi pecho, paro en seco en esa parte y después con la otra mano comentó a cortar la tela con unas tijeras que venían en la maldita bolsa, después con sus propias manos lo rompió y la quito dejando descubierta toda la parte de mi torso, después de observarme por un muy buen rato levanto y posicionándose frente a la cama, tomo donde empezaban mis pantalones y los saco como si nada…

¿Oye que crees que estás haciendo idiota? – me encontraba roja, confusa y enojada.

-Pensé que te había comido la lengua el ratón, pero yo diría que estas asustada. - ¿perdón? ¿A quien rayos se refiere? ¿Asustada yo? Bueno… tal vez un poco.

-Eso quisieras maldito. – dude un poco y el resultado fue fatal.

-Está bien, entonces comencemos.

Tomo un hielo del recipiente que se encontraba en la mesita subió a la cama y se posiciono encima de mi apoyado sobre sus rodillas y sobre una de sus manos y con la otra acerco el hielo hacia a mí y lo paso por mi cuello, frio, pero después empezó a quemar un poco, al mismo tiempo comenzó a besar mi piel, era una combinación de sentires tan extraña, era placentero, se sentía extraño, y mi cuerpo no tardo en reflejarlo, de mi garganta salían suspiros, pero inmediatamente intente callarlos mordiendo mi labio inferior.

-¿que tal si ponemos un poco más de intensidad?- hasta aquí llego la santa, casta y pura kagura.

Con su sonrisa sádica empezó a bajar hacia mi abdomen dejando leves besos y después pasar el hielo, era una curiosa tormenta de sentires, sus besos eran calientes y al pasar el hielo ponía todo frio, caliente, frio, caliente, frio, hasta que unos toques en la puerta lo hicieron chasquear la lengua y levantarse a atender a quien sea que haya tocado, aproveche la oportunidad y desate mis manos, cuando el regreso me miro sentada mientras daba leves masajes a mis manos.

-al parecer mi presa se escapó. – lo decía un tanto juguetón.

-idiota.- fue lo único que salió de mis labios.

-vamos china, se supone que aquí es donde me ruegas por más.- ¿acaso está loco este bastardo?

-en vez de estar con jueguitos estúpidos, mejor dime ¿Qué rayos estamos haciendo aquí? O más bien  ¿Dónde rayos estamos?

El solamente hizo un mohín mientras se acercaba lentamente hacia la cama.

-¿eres estúpida? Obviamente estamos aquí para tener sexo toda la semana, y estamos en la playa. - ¿Qué?

- ¿Por qué rayos estamos en la playa?- decidí omitir sus primeras pablaras, aunque inmediatamente me arrepentí ya que prácticamente está aceptando sus primeras palabras.

Obviamente para verte en bikini, no te preocupes por eso, compre todo lo que pudiéramos necesitar.- o está loco o es un idiota natural.

-descerebrado como se te ocurre traerme a la playa ¿acaso eres idiota? Soy una yato imbécil.

-¿y?-¿enserio idiota cara de niña?

-Que soy sensible al sol bastardo, y tú quieres que salga en bikini ¿enserio?- al terminar de decirlo, puso una cara de desentendido y con su mano en forma de puño golpeo levemente su palma abierta.

-¡oh! Es verdad, bueno no importa.- al parecer no pensó en eso.- de todos modos aquí también llega la noche, además de que no iba a dejar que otros idiotas te miraran en bikini durante el día.- ¿acaso eso era una escena de celos?

-en la noche ¿estas hablando enserio?- valla idiota.

-¿Por qué mentiría?- su cara tan monótona me saca de mis casillas.

-¿Y que se supone que aremos en el día esperando a que llegue la noche?- mala pregunta, ¿acaso estoy loca? Una sonrisa se formó nuevamente en su rostro, al parecer mis sospechas eran ciertas.

-Muy buena pregunta mi amor.- el tono que uso en “mi amor” me dio un escalofrió horrible, los pelos se me pusieron de punta, un frio recorrió cada parte de mi cuerpo, pero a excepción del anterior este no era placentero en nada, espera… ¿en qué diablos estoy pensando?  Convivir con este idiota está haciendo que se me pegue lo pervertida.- ya que estas tan ansiosa de saber que tal, si te recuestas y en vez de usar palabras usamos acciones, no te vas arrepentir.- comenzó a arrinconarme de nuevo parecía un león acorralando a un siervo, y créeme que no estoy orgullosa de ser yo ese siervo, pero… ¿Cómo voy a salir de esta ahora? Gracias a dios leí muchas revistas de gin-chan sobre estos casos, tch idiota enserio pensó  que poniendo la caja llena de sus porquerías en una esquina de su habitacion con una manta encima y un cartel que decía “vacía” haría que no me diera curiosidad y la abriera, a veces los hombres se pasan de idiotas. Pero gracias a esas revistas y mangas, estoy un poco preparada y se cómo contraatacar y no dejar que este “demonio” me consuma.

El océano en tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora