Capítulo V

137 26 6
                                    

Habían pasado varios meses desde que Yuri se convirtió en ayudante de Jean, había descubierto que el general era de origen canadiense y estaba comprometido con alguien, pero por la guerra la boda tuvo que aplazarse, Jean tenía una actitud algo egocéntrica, pero era carismático y lograba ganar la lealtad de los soldados.

—Yuri, ven —Jean estaba costado en un diván que tenía en su tienda, palmeó el sofá a su lado, indicándole a Yuri dónde debía sentarse—. ¿Cómo está mi Pequeño Gatito?

—No me digas así.

—El gatito sacó sus garras, ven, van a enviar a los mejores soldados a las fronteras, y eres uno de los mejores, no puedo hacer nada para evitarlo.

—Me enlisté por algo, Jean.

—Por tu abuelo, no en nombre del gobierno y la búsqueda para preservar el gobierno comunista, no quieres luchar.

Yuri bufó y se sentó frente a Jean, el general acercó su mano al rostro del joven ruso y arrastró sus dedos por la quijada de Yuri, subió por sus pómulos y llevó su pulgar hasta la comisura de los labios de Yuri.

No sería la primera vez que se besaran, pero Yuri siempre se sentía mal por la mujer que esperaba por JJ.

Jean llevó sus manos hasta la nuca de Yuri y lo haló contra sí, ambos se besaban con lentitud, Yuri cerró los ojos e impuso su control en el beso, Jean lo empujó contra el suelo y se posicionó sobre Yuri, el general acarició las caderas de Yuri y se inclinó sobre su cuello.

—Tu prometida...

—No me importa, Yuri, te necesito, por favor —Jean lo observó con sus ojos grises, los parpados entornados y el deje suplicante en su rostro—. Olvídala, olvídate de todo, sólo somos tú y yo, te quiero demasiado como para soportar tanto tiempo sin saber sobre ti, sin saber si vas a vivir, quiero hacer esto antes de verte partir, antes de casarme y perderte para siempre. Te amo.

Yuri se sonrojó y giró para exponer su cuello, acercó sus manos temblorosas a los botones de la camisa de Jean y los desabotonó lentamente.

—No eres el único que quiere esto, imbécil.

—No debes tratar de esa manera a tu superior, mereces un castigo.

— ¿Un casti...?

Yuri se interrumpió a si mismo con un gemido bajo, Jean le mordía el cuello y se deshacía de la chaqueta y la camisa.

—Debe aprender sobre el respeto, soldado Plisetsky.

Jean continuó besando a Yuri, acariciando el torso del ruso, deshaciéndose de la ropa, sin dejar de repetir que Yuri era hermoso, nunca paró de llamarlo, Yuri era un manojo de gemidos, repitiendo el nombre de Jean como si fuera un mantra.

—Juro que te amaré hasta el final de mis días —murmuró Jean al oído de Yuri.

—Te amaré más allá de la muerte —juró Yuri

***

Yuri estaba haciendo guardia en el campamento, apoyaba el cañón del rifle contra su hombro, caminando en su sección para mantenerse caliente con el movimiento, extrañaba a Jean y los privilegios que tenía como su ayudante, tales como nada de guardias nocturnas, acompañar al general en comidas privadas y recibir comida de mejor calidad que los demás soldados.

El entrenamiento era arduo y gracias al ballet los pies de Yuri eran un desastre, con juanetes y callos en los dedos, dejándolo agotado todas las noches.

Ghost in loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora