Capítulo II

181 36 28
                                    

Otabek quería asesinar a Yuri, el rubio era peor que una novia extremadamente celosa. Aunque Otabek nunca había tenido una novia, o muchos amigos. Otabek tampoco podía asesinar a Yuri, el rubio estaba muerto desde la Segunda Guerra Mundial y si Otabek quisiera golpearlo el objeto lo atravesaría y el fantasma se enojaría, lo atormentaría con sus poderes fantasmales por una semana y luego se burlaría porque no podía sentir dolor.

—Yuri se siente desplazado, Otabek.

Mila y Viktor flotaban sobre su cabeza, Otabek bufó molesto a los fantasmas y se colocó los audífonos para ignorarlos.

—No tiene derecho a comportarse de esa manera porque hable con personas vivas.

Otabek había nacido con un extraño don que tenían en la familia: La capacidad de ver e interactuar físicamente con los fantasmas. Viktor había muerto en el año 1899, cien años antes de que naciera Otabek y debía ayudar a Otabek en todo lo que pidiera. Mila había sido la vecina de Otabek en Almaty, Kazajistán, mientras estaba viva y había muerto en un accidente de coche junto a sus padres a los seis años.

—Prometiste acompañarlo siempre, y ahora vas a pasar tu cumpleaños con alguien diferente.

Otabek se acercó al escritorio de su habitación, tomó el peluche de gatito que pertenecía a Yuri y sintió la ira emanar del muñeco. Algunos fantasmas enlazaban su espíritu con lugares, objetos o personas y Yuri había enlazado su alma con el peluche que le regaló su abuelo cuando ambos vivían.

—Quizás estoy cansado de lo mismo.

Una ráfaga de viento entró en la habitación seguida por Yuuri Katsuki, el samurái se escondió detrás de Viktor y Chris Giacometi, el mejor amigo de Viktor, entró detrás de él.

— ¿Qué haces con mi Yuuri?

—Viktor, únicamente hablábamos.

— ¡Se acercó demasiado! —gritó Yuuri.

— ¡El único que toca a mí Yuuri soy yo!

Los tres fantasmas se enfrascaron en una discusión mientras Mila reía a carcajadas y Otabek se sentaba en su cama, observando el tablón de corcho que colgaba de la pared.

En el tablón habían fotos de los padres de Otabek, ambos en distintos lugares del mundo, en otras fotos estaba Otabek en distintas edades, Otabek y Mila cuando eran niños, los Crispino, cuando Sara vivía, Leo, Guang Hong, Emil, JJ e Isabella.

El calendario que colgaba sobre el tablón indicaba en letras rojas el veintiocho de Octubre, faltaban tres días para el cumpleaños de Otabek, la fecha que más odiaba en el año.

A finales de Octubre los fantasmas cambiaban sus comportamientos, espantando a los vivos y ganando más poder gracias al ambiente en general, en esa época las leyes del más allá perdían parte de su validez y los padres de Otabek debían mantener a raya los intentos por acabar con la humanidad que tuvieran los fantasmas de los condenados.

Cuando Otabek era pequeños adoraba pasar tiempo con los fantasmas, al principio Yuuri, Viktor, Chris y Mila eran sus acompañantes, luego se unió Yuri y los seis pasaban una buena noche, cuando Otabek fue creciendo notaba la ausencia de sus padres y envidiaba a sus amigos por poder pasar tiempo en familia.

El único familiar de Otabek cerca era Viktor y él no podía salir junto al fantasma a pedir dulces o a fiestas de disfraces, la gente creería que es esquizofrénico al hablar con gente muerta.

Los niños en la escuela no ayudaban, al saber que sus padres eran caza fantasmas las burlas se acrecentaban en Halloween y muy pocos vivos celebraban su cumpleaños.

Ghost in loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora