VI: Reiniciar

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Aquellos hombres me observaban y conversaban sobre cosas que yo no entendía. Decían que para lograr la “paz” debía “aniquilar” a los “Vengadores”, «¿Paz? ¿Aniquilar? Vengadores»

¿Cómo 2 palabras tan distintas podían hayarse en una misma oración? No tenía idea de quiénes eran los "Vengadores", tampoco sabía porqué deseaban aniquilarlos para lograr paz, pero eso era lo que ellos querían y no podía desobedecer.

El señor Rumlow me guió hasta una habitación donde habían otras personas, por lo que tenía entendido sería donde entrenaría. Muchos se veían peligrosos y sólo esperaba no tener problemas con nadie, yo era sólo una niña ahí, aunque ni siquiera recordaba mi edad ni mi nombre, tampoco me habían dado uno.

Comenzó a explicarme lo que debía hacer, y yo por supuesto lo hacía. Se preguntarán qué carajos hacía él ahí sí era tan “importante” en las misiones y cosas así, pues le habían ordenado que se encargara de mí para lograr volverme un arma mortal. Y por lo que había visto en combates de cuerpo a cuerpo él era grandioso, pero daba miedo.

Era bastante duro y me costaba seguir su ritmo— ¿Estás lista? —Preguntó pero ni siquiera esperó respuesta y ya se encontraba sobre mí sin aviso alguno, estaba siendo sometida y era doloroso.

Mis muñecas dolían y no había tenido tiempo de reaccionar para defenderme, como pude dí 3 golpesitos en señal de que me rendía

— Si fuera una pelea real ya estarías muerta —Se levantó y y me tomó por el cuello de la camisa— Más te vale que no me hagas perder el tiempo en ésto, quiero ver avances en la siguiente hora.

— S-Sí señor Rumlow. —Ya era costumbre decirle así. Aguanté las lágrimas de temor y frustración hasta que se retiró de la sala para quién sabe qué. Mientras lloraba sin emitir ruidos, para no llamar la atención de los que estaban a mis espaldas, golpeaba un saco de boxeo que había ahí.

«¿Por qué no?» me dijo una voz al imaginar algunos movimientos; patadas y puñetazos. Comencé a practicarlos con lentitud y luego a la velocidad en que debían ser, cada vez la fuerza iba en aumento, no deseaba detenerme pero el saco chocó contra la pared al romperse y unos soldados que vigilaban tuvieron que llamar al señor Rumlow pues ya había pasado una hora.

— Mucha suerte, mocosa —Habló un soldado y se dirigió a la puerta para abrirle al hombre.

Sentía como el miedo se apoderaba de mí.

— ¿Lista? —Lanzó el primer golpe y sin pensarlo me lancé al suelo cubriendo mi cabeza en posición fetal— Levántate.

Una patada me lanzó a un lado y chillé de dolor— S-Sí, señor —Me puse de pie y podía jurar que me había roto una costilla, sólo pude susurrar viendo cómo se acercaba firme— Duele...

Lanzó una patada hacia mi rostro y me agaché para devolvérsela en el tobillo haciéndolo caer. Iba a levantarme pero me agarró del pie y me hizo caer otra vez, intentó afirmar mis manos pero me impulsé con mis pies para empujarlo.

Agarró mi pierna y la golpeó haciendo que gritara de manera desgarradora por el dolor que sentí, definitivamente casi la fracturó. Me dió un puñetazo y se lo devolví con todas mis fuerzas provocando que su nariz sangrara, golpeó otra vez mi costado derecho y nuevamente grité dejando mi garganta adolorida.

Separó mis piernas y se puso en el medio para luego afirmar mis muñecas y dejarlas sobre mi torso— Gané otra vez. ¿Sabes lo que eso significa? —Apenas negué con la cabeza, me iba a desmayar si hacía más esfuerzos— Que eres una inútil. Levántate, te llevaré a tu cuarto.

Se puso de pie y me quedé ahí, nuevamente me pateó, pero el otro costado, y escupí sangre. Intenté ponerme de pie pero fue inútil, caí al suelo inconsciente.

《Steve Rogers y Tu》StarlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora