Un largo viaje en autobus.

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Álvaro miró el reloj, las 8:30, llegaba tarde a la parada de autobús. Empezó a correr, pero aquel día había tanta gente por la calle que no tardo en chocarse contra un señor y caer al suelo.

-Estos jóvenes de hoy no tienen respeto a sus mayores- Se quejo el señor.

Pero Álvaro no le presto atención y cojeando siguió su camino, esta vez con más cuidado, aun así dos veces más cayo y dos veces más se levanto antes de poder ver la parada a lo lejos. Ralentizo el paso según se acercaba al autobús, miro a un retrovisor de coche y se arreglo un poco el pelo. El autobús era pequeño y bastante viejo, el color azul ya desgastado dejaba entrever el metal del que estaba hecho el autobús. Ya había entrado todo el mundo, fuera solo quedaba una profesora con gesto de impaciencia.

-Lo siento me he quedado dormido- Dijo Álvaro tratando de fingir arrepentimiento.

La maestra suspiro y le hizo un gesto para que entrase. Sentado en el asiento del conductor otro profesor se entretenía leyendo un libro. El autobús por dentro parecía incluso más viejo que por fuera, los asientos eran de plástico azul, la gente tenía que llevar la maleta encima pues el autobús no contaba con baldas. Álvaro pasó por el estrecho pasillo que los asientos dejaban hasta que distinguió el pelo castaño de Lorca.

-Te he guardado un sitio- Dijo Lorca señalando a un pequeño lugar entre él y la ventana.

Álvaro se sentó como pudo y busco una posición en la que la maleta no fuera demasiado incomoda.

-Dios que triste… ¿Te has fijado en el autobús?, ¡Si los que nos llevan en las excursiones son mejores!- Protesto Álvaro señalando una parte de la ventana que estaba oxidada.

-Bueno bastante que podemos ir de viaje de fin de curso con 500€- Dijo Lorca tratando de Calmar a Álvaro.

-De verdad que mala suerte, teníamos que haber hecho caso a Esti-comento mirando a la maestra- “Las camisetas solo se venden antes del verano”-dijo tratando de imitar la voz de la profesora.

-Si la verdad es que no teníamos que haberlo dejado hasta tan tarde, al final el poco dinero que teníamos lo perdi…-Lorca se interrumpió de golpe.

El autobús se encendió con un sonido que ninguno había oído hasta ahora, el de un vehículo de los 80 arrancando, se oyeron risas y protestas en el autobús,  las primeras fueron dejando lugar a las segundas a medida que el autobús avanzaba, todos estaban sorprendidos con la capacidad del vehículo para hacer que todo el autobús vibrara.

-Bueno no había dinero para el viaje pero por lo menos hemos podido contratar una acampada en el bosque- musitó Lorca, esta vez tratando de consolarse a sí mismo.

Álvaro trato de dormirse, pero poco después de cerrar los ojos un chico algo bajo con el pelo corto y una gran sonrisa dibujada en la cara se acerco lentamente a él, tan silencioso como era capaz que la verdad, no era demasiado.

-Déjale dormir Ander- Advirtió Lorca.

Álvaro abrió los ojos, suspiro y oyó reírse a Herman detrás suyo.

-Herman nadie te ha llamado aquí, vete a liarte con Natalia- Dijo Álvaro tratando de hacer tanto daño como pudiera.

Inmediatamente se arrepintió, Natalia llevaba años enamorada de Herman era una chica no demasiado agraciada, pero, tampoco es que Herman fuera un modelo, con esa cara cuadrada y ese barba mal afeitada, el  siempre la había rechazado, Álvaro no entendía muy bien porque los dos eran muy parecidos en todo.

-Ops… Perdón, pero es que a veces eres insoportable- Se lamentó Álvaro, pero Herman se había ido.

Álvaro no hizo más intentos por disculparse y volvió a cerrar los ojos, pero su nuevo intento por dormir se vio frustrado cuando una mano le toco el hombro.  Álvaro se giro. Vio a una mujer casi de su altura, hasta ahora no se había dado cuenta de que N (como la gustaba que la llamaran) estaba sentada detrás suyo.

-¿Para qué quiere Jack Sparrow la harina?- Pregunto N - Para pan pan para pan pan para…-Acabo sin dejar responder a Álvaro.

-¡Dios que malo!- Exclamo Álvaro riéndose.

N se giro para contarle a otro  el chiste, y Álvaro se dio cuenta de que a la derecha de ella estaba Sara.

-¡Holaaaaaaa!- La saludo Álvaro.

-¡Kaixoooooo!- Respondió Sara.

Álvaro iba ha decir algo pero Ander le cogió algo de la maleta a Sara y ella se giro para tratar de recuperarlo. Así que se giro y trato de hablar de algo con Lorca.

- Lorca una editorial ya me ha comprado las 2 líneas que he escrito de mi libro- Dijo Álvaro sarcásticamente.

-Que intento más patético de intentar que yo te hable- Se burlo una voz femenina desde adelante antes de que Lorca pudiera responder.

Álvaro se encogió de hombros iba a responderla algo pero Bisune había empezado a cortarse las rubias puntas de su largo pelo de color avellana y decidió dejarlo estar, era cierto que parecía un mal intento para que la única escritora que conocía le hablase pero en ese momento no se le ocurría otra cosa que decirle a Lorca. Álvaro dejo de darle vueltas al tema e hizo un esfuerzo para dormirse, coloco el saco a modo de almohada y cerró los ojos, se relajo se olvido de todo y empezó a flotar en un mar de calma…

-Álvaro me he enterado de algo-Le susurro alguien al oído.

Álvaro abrió los ojos de mala gana y vio un pelo más claro que el suyo, el de Gabriel.

-¿De qué te has enterado?-Preguntó haciendo un esfuerzo.

Gabriel señalo a un pequeño grupo en el que estaba Kevin con el pelo corto y las mejillas rojas, bebiendo, como siempre, de una petaca escondida debajo de la mochila, a su lado estaba Marta con el pelo negro contándole algo a Kevin y mientras, apoyada en el estaba Laura, pequeña en comparación con él. Álvaro no tenia seguro a quien se refería.

-Luego te lo cuento- Dijo y Gabriel se marcho sin dar tiempo a Álvaro a preguntar.

Por última vez Álvaro cerró los ojos y se olvido de las bromas de Ander, de los chistes malos de N, de su amigo Lorca, de los mordaces comentarios de Bisune, de su enigmático amigo Gabriel y se dejo abrazar por los brazos de Morfeo.

Homo Homini LupusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora