Un cáncer que te come por dentro

148 1 0
                                    

Álvaro se quedó helado, Lorca le hablaba pero él no podía escucharle, la muerte de Ander le había afectado pero eso no era lo peor, lo peor es  era que Álvaro se sentía el culpable de la muerte de su inocente amigo Kevin, las palabras de Bisune no paraban de resonar en su cabeza ”Casi le obligaste, se tiró porque a pesar de que tu  lo estabas intentando matar el no quiso arruinarte la vida “ Álvaro miró a su alrededor, todos estaban ya de pies, hablaban pero Álvaro no les oía, le miraban pero Álvaro no les veía, solo una mirada fue capaz de traspasar la barrera que rodeaba a Álvaro, la mirada de odio de Bisune, una mirada que se clavó en el corazón de Álvaro. Álvaro cayó de rodillas y se llevó las manos a la cara, notó la mano de Lorca en su espalda. 

-Álvaro me dejas tu navaja-Le pidió Lorca.

Álvaro le miro como si no lo hubiera entendido, Lorca metió la mano en el bolsillo de Álvaro y extrajo la navaja, después fue a borrar el mensaje que estaba en la cruz.

-Igual deberíamos desenterrarlo y  ver si de verdad esta Ander en esa tumba- Propuso Herman.

- Solo puede ser él, todos los demás estamos aquí, si lo hubieran secuestrado tampoco podríamos hacer nada-Argumento Gabriel- No, lo mejor que podemos hacer es confiar en que nuestro amigo descanse en paz en esa tumba.

Lorca volvió de la tumba y  le devolvió la navaja a Álvaro, que seguía de rodillas tapándose la cara con las manos.

-Desayunemos, aquí parados no hacemos nada- Comento Lorca mirando a todos sus compañeros menos a Bisune.

Todos se fueron a desayunar, Lorca le tendió una mano a Álvaro y el, algo más despejado que antes, se agarró a la mano de Lorca, se puso en pie y se encaminaron hacia la hoguera donde muchos de sus amigos ya desayunaban. Fue un desayuno muy silencioso, los chicos se arrepentían de haber acusado a Kevin pero se justificaban diciéndose a si mismos “el mismo creía ser el culpable, él se tiró”, el único que no encontraba consuelo era Álvaro, él estaba seguro de haber sido el culpable de la muerte de un inocente. En el desayuno no hubo ninguna conversación, tanto N como Sara habría querido culpar a Álvaro por la muerte de Kevin pero, en cuanto vieron asta que punto estaba destrozado Álvaro decidieron que sus palabras no eran necesarias. A pesar de que nadie habló la mirada de Bisune seguía clavada en Álvaro y a Álvaro esa mirada le hacia más daño que cualquier cosa que N o Sara pudieran haberle dicho.

-Álvaro voy a darme un baño frio ¿vienes?- Le pregunto Lorca.

-No ahora no tengo ganas- Respondió Álvaro.

Lorca se marcho en dirección al rio y Álvaro fue andando asta “el claro de la liebre” como él lo llamaba, cuando llegó intentó dormirse pero no pudo, la culpabilidad era como un cáncer que lo iba comiendo por dentro sin dejar nada a su paso. Una vez sentado deslizó su mano dentro del bolsillo, un escalofrío lo recorrió en cuanto su mano se poso sobre la navaja, Álvaro la sacó y la abrió, a su memoria acudió la imagen de la ensangrentada navaja de Kevin.  Extendió un brazo, con el otro se recogió la manga de la camiseta y luego lo sostuvo sobre su brazo desnudo agarrando la navaja.

-Ni se te ocurra-Advirtió Lorca desde el borde del claro.

-¿Cómo has llegado aquí?-Pregunto Álvaro sorprendido.

-Te he seguido ¿Cómo te iba a dejar solo en el bosque con ese animo?- Respondió Lorca mientras se acercaba a Álvaro- Dame la navaja.

-No es necesario que la guardes tú, tampoco pensaba cortarme-Explico Álvaro sin mucha seguridad.

Álvaro se guardó la navaja en su bolsillo y se puso de pies.

-¿Todavía te apetece bañarte en el rio?- Pregunto Álvaro.

Homo Homini LupusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora