De vuelta a las clases

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-Álvaro, Álvaro…

Álvaro abrió los ojos, ya habían llegado, se levanto cogió la mochila y salió del autobús, ante sus ojos surgió  un enorme edificio, pero no el edificio que él esperaba, no era un pequeño edificio en el que coger las tiendas de campaña comer el primer día y salir a acampar, no, era un enorme recinto con dormitorios baños y… ¿aulas?

-¿Dónde nos hemos metido?- Pregunto Álvaro completamente desolado. Pero al ver que no recibirá respuesta zarandeo a Lorca que miraba a un pequeño con grupo en el que Álvaro distinguió a Kevin, Bisune, Laura y Marta.

-¿Qué quieres?- Pregunto Lorca con aspereza.

-Nada…Nada…- Respondió Álvaro extrañado por la reacción de su amigo.

-¡Venga todos para adentro!- Ordeno la profesora.

Entraron todos por una pequeña puerta, Lorca seguía con la mirada fija en algo o alguien que Álvaro, por más que lo intentaba, no conseguía identificar. El lugar a donde pasaron contaba con unas pocas sillas y un par de sofás de madera, los alumnos que pudieron se sentaron en ellas y los que no lo hicieron en el suelo. Un tipo se puso delante del semicírculo que los estudiantes habían creado, vestía con un chándal desgastado y una vieja camiseta, sus facciones desprendían alegría y su flequillo negro casi le cubría los ojos.

-Por favor podéis prestarme atención- Dijo aquel tipo, pero como los alumnos no se callaban el profesor silbo hasta que el sonido de las conversaciones bajo a un nivel aceptable- Me llamo Ricardo y seré quien en los próximos días os enseñara que hay que hacer para sobrevivir en el bosque.

Ricardo siguió hablando pero Álvaro ya no prestaba atención “¿para qué? Si el instructor acaba haciendo el trabajo por toda la clase” Pensó Álvaro pero se resigno y espero pacientemente hasta que se les indico que podían subir a las habitaciones.

-¿De cuantas personas son las habitaciones?- Pregunto Álvaro a Gabriel.

-De seis personas cada una, son literas- Respondió Gabriel.

Álvaro miro a Gabriel y señalo a 6 personas: a sí mismo, a Lorca, a Gabriel, a Ander, a Herman, al propio Gabriel y, tras pensarlo durante unos segundos, a Kevin. Gabriel asintió pero en sus ojos Álvaro leyó preocupación. Gabriel se paro e hizo una señal a Álvaro para que se acercara.

-¿Te acuerdas de lo que te quería contar antes?-Álvaro asintió- He hablado con una amiga de mi prima y me ha contado, que una noche, se encontraron a Kevin solo por la calle, iba haciendo eses, los amigos de mi prima hicieron un par de bromas y Kevin se encontraba tan ebrio que empuño una navaja y se la clavo a uno de los bromistas, después salió corriendo y…

-¿Vamos no te creerás eso?- Se burlo Álvaro.

La mirada que le lanzo Gabriel era un mezcla de miedo  y seriedad que hizo que ha Álvaro un escalofrió le recorriera de arriba abajo.

-¿Y como es que no está en un reformatorio?-Pregunto Álvaro con más cautela que antes.

- Su madre es una abogada importante gracias a unos cuantos fallos legales y a que el grupo de amigos también estaba ebrio su madre hizo creer al jurado que había sido un accidente y que los amigos le habían dado el alcohol a Kevin para emborracharlo y divertirse con el- Explico Gabriel.

-Bueno, aremos guardias por la noche, seguramente ya habrán echo los grupos sin nosotros- Sentencio Álvaro haciendo una señal a Gabriel para que viera que ya nadie estaba a su alrededor.

Ambos subieron a las habitaciones y, tal y como Álvaro había pronosticado, los grupos estaban hechos y Kevin estaba en el suyo. Las habitaciones eran espaciosas y los colchones no parecían demasiado duros, había 3 literas, Álvaro se coloco en una de ellas y debajo de él se puso Lorca, deshicieron las maletas, guardaron la ropa en un armario que había en una esquina y salieron al pasillo.

Homo Homini LupusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora