Primer día de septiembre.

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Los árboles de su rostro

Marchitos estaban.

Y aunque llovía y llovía

Hacia abajo quedaban.


El gran y limpio ventanal

Dejaba que admirara

La alfombra de hojas secas

Interrumpidas por lápidas pequeñas.


El sol prefirió esconderse

Y no ver aquella triste escena.

Dejo a la luna que la consolase

Aunque consuelo para eso no existiese.


En la penumbra se acurrucaba sola

Junto al alma que ha perdido.

Y aunque pasen los días y horas

Su amor por él no quedará en el olvido.

Septiembre 98Donde viven las historias. Descúbrelo ahora