Iota.

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Y pensándote llegué a soñarte.

Tus tibias manos rescataban mi ser

De un profundo ensueño

Donde parecía caer.


Y en mis sueños me decías

Que era todo para ti.

Aunque en este invierno frío

No tenga detalles sobre tu existir.


Si mis sueños fueran de seda,

te tendría donde sea.

en mis brazos, en mi mente,

donde pudiese amarte intensamente.


Que tus brazos me acurruquen

Si mi mente se congela.

Que tus ojos me dediquen

Una mirada que me hiela.


Y aún con todos los polos sobre nosotros,

El hervor de tus manos sigue siendo lo más poderoso.

Septiembre 98Donde viven las historias. Descúbrelo ahora