Rho.

2 0 0
                                    

Miró ansiosa el reloj.

Ese día no debía terminar.
Sus manos juntas debían siempre estar.

Una mano varonil y destruida
Paso de sus hombros a su cintura
Empujándola a casa
Esa que parece de paja.

La miró a los ojos
Y a sus labios rojos
Y en un desesperado intento
Le dijo "Te quiero".

Llorosa y enamorada
Le regaló un beso eterno.
Apenas los separó un trueno.
Felices también estaban los cielos.

Dio media vuelta intentando no saltar.
Pues a su amante no quería dejar.

Ese día no debió terminar.

Septiembre 98Donde viven las historias. Descúbrelo ahora