El orden correcto de las cosas.-

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Oh, intensidad. 

A Hoseok hay muchas cosas que le duelen y pocas son las que el bailarín principal de BTS es capaz de decir en voz alta. Está más acostumbrado a fingir que se encuentra bien para que sus compañeros no tengan que preocuparse por él y puedan seguir enfocados en todo el trabajo que tienen encima y no les deja descansar ni cinco horas en paz. Está más acostumbrado a ser el pañuelo de lágrimas de los demás, encargado de sanar sus corazones.

Así que, cada vez que se siente demasiado herido, Hoseok sólo atina a encerrarse a llorar en silencio. Sin embargo, comienza a sentir que la situación va a superarlo en cualquier momento, quebrándolo en mil pedazos ante los ojos de todo el mundo.

No era fácil ver como Jungkook se mordía la lengua cada vez que Taehyung hablaba de una cita con alguno de sus amigos ni ver sus lágrimas de rabia porque el segundo maknae era un imbécil con él. Tampoco era sencillo llevar semanas sin hablar correctamente con Tae precisamente por esa situación, cuando habían sido cercanos desde siempre. Se sentía desgastado emocionalmente de sólo pensar en ambos menores y, aun así, no era lo que más dolor le causaba.

Su sufrimiento estaba ahí, caminando a un metro de él y hablando en susurros con Park Jimin.

¿Cuándo su estrecha amistad con Yoongi se había convertido en momentos de silencio incómodo? ¿En qué momento el mayor había comenzado a mirarlo con enojo antes de que siquiera él abriera la boca para decir algo? Hoseok no entendía qué había pasado para que su mejor amigo, la persona que tenía más afianzada en su corazón, le hubiese lanzado lejos de su vida de un solo golpe.

¿Qué fue, Min Yoongi? ¿Fue por lo que hice?

Sabía que, aunque lo preguntara en voz alta, nunca tendría respuesta de parte del mayor. Lo conocía muy bien. Así que no tenía otra opción que caminar tras ellos, viendo como Yoongi sonreía a algo dicho por Jimin mientras él sentía que todo el dolor se le acumulaba en el pecho, extendiéndose hasta entumecer todo su cuerpo y casi, actuar en automático.

.- ¿Escuchaste las canciones que te envié?

Hoseok se mordió la lengua cuando la respuesta entusiasmada de Jimin llenó todo el pasillo, el más bajo de los siete hablaba emocionado de las nuevas letras y ritmos creados por el mayor, aquello sólo le produjo más dolor. Antes, Yoongi le habría llamado antes que, a ninguno para trabajar en las canciones y las letras, le había consultado su opinión... tal y como hacía en ese momento con Jimin.

Tan ensimismado con sus pensamientos estaba, que ni siquiera fue capaz de evitar chocar con la espalda del mayor cuando se detuvieron ante la puerta de la habitación que compartirían por esas dos noches. Yoongi bufó exasperado y le empujó hacia atrás con nada de delicadez, lo que consiguió que Hoseok rechinara sus dientes, molesto.

Era por eso que no había querido compartir habitación con él. ¿Qué no podía pagar su propio cuarto y alejarse de ellos?

.- Ten cuidado, hyung – le sonrió Jimin mientras los tres entraban en fila india a la habitación, que iluminada por luces de neón verde, lucía como un bar – Esto es...

.- Una jodida mierda – completó el mayor de los tres antes de lanzar su bolso contra la diminuta cama del rincón y sacar el tapabocas de su bolsillo para acomodarlo sobre su pálido rostro, que bajo las luces, parecía coloreado – Saldré de este lugar antes de que me duela la cabeza o me contagie de alguna enfermedad.

Jimin rió divertido mientras elegía la cama del centro, estirándose sobre ella y cerrando los ojos para descansar. Odiaba viajar en aviones más pequeños de lo normal porque se sentía atrapado, sin contar con que llevaba días sin dormir bien gracias a las largas discusiones que tenía con Taehyung sobre cómo arreglar lo que su comportamiento estúpido había ocasionado en su relación con Jungkook.

IndecisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora