Los Perros del Norte

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La leyenda de Los Perros del Norte, es un mito tradicional del gentilicio ganadero, el cual se encuentra cerca de los pueblos al norte del Reino de Linterna. Leyenda que categóricamente está mal denominada, pues no es un mito. Estos espíritus son seres divinos cuyo trasfondo tiene mucha importancia para la vida natural.

Esta introducción nos lleva a la siguiente manifestación literaria (de los eventos ocurridos hace trece años) en un pueblo llamado Sampes, —nombre dado por el primer habitante conocido de este pueblo, llamado Poo Sampes—. Nuestro protagonista es un hombre leñador y criador de animales llamado Aruk Lesián, personaje al que he tenido el placer de entrevistar hace poco más de diecisiete horas. Lo que me da el sofocante sentimiento de no poder negarme a contarles una historia que marcó un antes y un después del significado de vivir en este hermoso pueblo con ríos de cristal, vidas pacíficas, cálidas tardes y platillos de sabores envidiables.

El señor Lesián comienza su historia así...

Mi anécdota ocurrió hace trece años, en una noche gélida, a eso de las nueve y algo... Estaba cenando con mis niños y mi mujer. La noche pasaba normal como siempre, nada inusual y de hecho las cosas estaban tranquilas, casualmente la llama que teníamos para iluminar y preservar el calor en nuestra casa se apagó y me vi obligado a salir para sacar unas tablas de madera y volver a encender la llama.

Es en este punto es donde las cosas se ponen extrañas, lo digo porque el bosque estaba inusualmente silencioso, a tal punto que no podía ni escuchar el viento frio de la oscuridad nocturna en la que me veía asediado, algo estaba entre los árboles y plantas, preparado para saltar y matarme en el momento en el que me diera la vuelta con la intención de alejarme y entrar a casa.

En el instante en el que agarré la madera, decidí arriesgarme a girar, caminar lentamente, esperando escuchar alguna criatura moviéndose, abrir la puerta y entrar a casa. Nada cambió, solo hacia frio. No es como si esa noche estuviera nevando, pero hacia demasiado frio. Opté quedarme con mi familia dentro, en casa. Pasó una hora, todos se fueron a dormir tranquilos en el calor familiar.

Sin embargo, yo tenía otros planes. Sentía que algo andaba afuera, posiblemente era una tontería mía pero yo sabía que algo caminaba afuera. ¿Por qué estaría allí? ¿Estaría aquí por nosotros? Tenía que saberlo, mi familia estaba aquí y no quería arriesgarme a que estuviesen en peligro por el exterior, lo desconocido. Agarré dos hachas y una lámpara de aceite, dispuesto a salir a la penumbra gélida de la noche con tal de saber que criatura misteriosa y silenciosa estaba acechando.

Salí de casa y me adentré a lo conocido, ya que frecuentaba esa zona, caminé a pasos lentos, no quería hacer mucho ruido (no por intentar cazar un animal sin asustarlo) sino porque me despistaba un poco tener que escuchar la tierra crujir bajo mis pies a cada paso. Veía animales: sapos, conejos, lagartos, búhos y otras criaturas. No obstante, ninguna era una amenaza, esperaba encontrarme los famosos micro-demonios o coyote, no aquello.

Adentrándome, me hallé en una parte desconocida del bosque, caminé durante una hora y media, en ese punto no le prestaba atención a las criaturas de allí, estaba caminando por caminar. Cuando de la nada, me di cuenta, de que de hecho, no había ningún animal a mí alrededor. Me sentía un poco confundido, todo este rato estaba despistado.

—Un estúpido caminando por el bosque—dije para mí.

La lámpara se estaba apagando por el largo tiempo que estuve en el frio del bosque, me di la vuelta para regresar a casa. A mitad del giro, por el rabillo del ojo, pude visualizar una pequeña figura azul que parpadeaba. Me encontraba un poco crudo, así que ciertamente tal avistamiento con esta figura me exaltó un poco, por lo que apenas tuve contacto visual, volteé rápidamente en su dirección, quería definir correctamente qué era esta misteriosa entidad.

Era un lobo con unos brillantes ojos azules, mirándome desde atrás de un arbusto. Enorme, incluso me atrevía a decir que era más grande que un lobo promedio. Me estuvo mirando durante unos, quizás, ocho segundos, al igual que yo lo miraba a él. Me parecía extraño, era el único animal que estaba en esa zona y según me parecía, no era hostil. Luego salió corriendo rápidamente y tal vez (por curiosidad) corrí detrás de él. No corría tan veloz, parecía estar trotando. Estuvo así largos minutos hasta que llegamos a un pequeño espacio abierto con rocas enormes cubiertas de musgo y otras plantas.

Y arriba de esas rocas se posaban dos lobos más: el lobo con el que me había encontrado era blanco con una enorme marca de pelaje negro que iba desde su cola hasta su cabeza, terminando en su ojo izquierdo, en otro eslabón posaba un lobo blanco con ojos amarillos y en su ojo derecho parecía tener una marca de líneas negras que lo rodeaban y por último, en la cima, un lobo de pelaje grisáceo claro y descuidado, con un ojo irritado (o eso creía) y el ojo negro.

Estos lobos me miraban fijo y no sabía qué hacer en esta situación, estaba completamente confundido ante esas criaturas. Por lo que simplemente, en un reflejo de estupidez, pregunté:

—¿Acaso son seres místicos de este bosque?

Lo que no me esperaba era que respondieran con un 'sí'. Me quedé con cara de tonto como por un minuto. Me dijeron que eran entes que vivían en los bosques del norte, se dedicaban a proteger la vida animal y vegetal para permitir que el mundo siguiera prosperando, pero que cuando el mundo estuviese en peligro, ellos saldrían de los bosques para defender a Maizaég.

Se presentaron como Luna, Sol y Eclipse, dado a que ellos manifestaban sus bendiciones al estar presentes en los cielos. No sabía cómo reaccionar, bueno, claramente me sentía sorprendido pero... era extraño. Ellos bajaron de las rocas para luego pararse en frente de mí. Preguntaron al unísono:

—¿Cuál es tu propósito, humano?

Yo dije que quería volver a casa.

¿Cuál es tu propósito, humano? ¿Cuál es tu propósito, humano? ¿Cuál es tu propósito, humano? ¿Cuál es tu propósito, humano? ¿Cuál es tu propósito, humano? ¿Cuál es tu propósito, humano? ¿Cuál es tu propósito, humano? ¿Cuál es tu propósito, humano? ¿Cuál es tu propósito, humano?

Repetían hasta que hicieron silencio, dando oportunidad de responder tras insistir, insistir e insistir.

—Mi propósito es estar y vivir para mis seres queridos y para mi gente.

Estos lobos en ningún momento parpadeaban. El lobo llamado Luna, dijo que si mantenía los bosques a salvo junto a ellos, me recompensarían a largo plazo. Yo les pregunté por qué yo había llegado hasta allí. Me dijeron que yo llegué a ese lugar por mi propósito. No entendí ya que mi propósito no era entrar en el bosque.

Empecé a pensar, los lobos se silenciaron. Me di cuenta de que, el simple sentido de tener un propósito y tenerlo presente me llevó a este bosque, espesura que atravesé por la seguridad de mi familia, buscando un peligro potencial en mitad de una paranoia, velando por la salud y seguridad de quienes quiero. Me preguntaba: ¿acaso era suficiente razón para recibir una bendición?

—Es más que suficiente, noble leñador, porque resulta que tú pediste esta bendición de forma inconsciente y te la voy a dar.

Todo ser vivo que tenga una mente próspera al ritmo de los buenos actos que realiza, cultivando las buenas consecuencias que cosecha, tiene el derecho de recibir una bendición. Estos seres nacieron como pedazos más de la vida para luego llegar a lo que son ahora, con el poder de un propósito.

Me dijeron que fuera a casa, que cuidara de mi familia y de mis animales. Parpadeé y de repente me encontraba acostado en mi cama, con mi esposa, dormida tal princesa. En la mañana se lo conté a ciertos amigos y estos amigos se lo contaron a otros amigos, así hasta que todo el pueblo conocía mi historia. Las cosas en el pueblo fueron mejorando, no por alguna bendición ni nada de eso, sino por el hecho de que las personas se sentían amparadas y esperanzadas al saber que estaban siendo protegidos; dándoles el propósito de seguir prosperando durante los años que viniesen, al igual que a mí.

Fin de la entrevista.

Esta entrevista fue realizada por su estimado Batin Astung para la colección de leyendas literarias de Maizaég.

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