Lo Efímero de una Campana

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Hace muchos años ocurrió una estruendosa guerra que evaporizó a todo un reino. Uno cuyo aspecto ya no lo recuerda nadie, ni siquiera los más ancianos. Posiblemente esté en un error al decir que fue una guerra, porque fue una batalla contra cuatro personas de nombres desconocidos. Tal batalla fue tan titánica que a día de hoy, todavía se escuchan a los hombres nonagenarios nombrarlas (porque sus padres la vivieron o porque se la conto algún conocido hace bastantes años).

Esta batalla de la les hablo ocurrió exactamente hace 162 años y dio inicio en un hermoso reino llamado Clarristu que era conocido por ser un reino en donde lo poético, agraciado y artístico le llenaba a cualquiera de una lucidez que penetraba en lo profundo de sus sentidos. Estas características eran parte de la forma de vida de quien vivía en semejante reino.

Esto no quiere decir que era un absurdo reino de personas egoístas que velaban por sus placeres y calidad de vida empalagosa, tal descarada descripción resultaba absurda. Dicha monarquía también era conocida por tener uno de los ejércitos más formidables de Maizaég, compuesto por exuberantes guerreros que pasaron rigurosos e intrínsecos entrenamientos, incluso capaces de domar a las mayores imponentes bestias.

Lo sé por los archivos que me fueron prestados por Los Mandos de las Generaciones de Ápagon, que también guarda los archivos históricos del Reino de Clarristu. Contienen informes de lo que aconteció en la batalla y con el debido permiso de los superiores, cuyas completa confianza reposa sobre mis hombros, se las documentaré.

Hace exactamente 113 años en el Reino de Clarristu pasó una catástrofe a niveles colosales. Las calles se embadurnaron de ríos de sangre a causa de la llegada de cuatro jinetes que montaban bestias malditas, dejando a su paso destrucción. La descripción de los jinetes sigue infundiendo temor en las almas de las personas que fueron testigos de la imponencia que provocan susodichos esbirros del Apocalipsis.

Esta masacre (que luego fue llamada ''La Carnicería Pre-Hecatombe) comenzó con el asesinato de los guardias que protegían las fronteras del reinado junto a los civiles que vivían próximos a nauseabunda encrucijada de muerte y batalla. El combate fue arrastrado hasta los principales poblados del reino por hordas de soldados muertos, que cargaban armaduras hechas de roca ígnea y blandían enormes espadas incandescentes (como el magma) y gruesos escudos, impenetrables (como la roca madre). Aumentando la profundidad de la travesía, en sus bosques surgieron bestias inhumanas de aspecto visceral, cuyos cuerpos eran antropomórficos, unos feroces humanos con cabezas de aves, que desgarraron los cuerpos de cada familia asentada en los hermosos paisajes naturales.

En la lejanía, por los puertos y barrios bajos del llegó una formidable peste que arrebató la vida de cada hombre, niño, mujer y animal en un abrir y cerrar de ojos usando la aplastante recesión de insumos, que parecía nunca iba a ser un problema en esas zona. La peste, actualmente se hace llamar "La Maldición de los Cuervos". Todo un rodeo devastador y apocalíptico, solo para llegar a un clímax que llevó a los jinetes a pararse en el centro del Palacio Supremo, en la capital del Reino de Clarristu, justo donde estaba el Rey para acto seguido, masacrar a cada uno de los presentes y usar el cuerpo del Rey como recipiente para apelar la presencia de la expresión suprema del mal, destructor de lo apreciado y Señor Sombrío Profano, así mismo llamado como APOCALIPSIS.

Cuando del cuerpo inerte del Rey (ahora caído) empezó a emanar el hedor de la putrefacción, campanas dejaron caer su doliente tañido sobre los oídos del territorio.

*Tolón*. Los gritos de las personas siendo devoradas y desgarradas por bestias sin corazón se escuchan en los calles, campos y casas. Incluso en sus mentes y corazones.

*Tolón*. Cada guerrero da su vida por frenar a las hordas de asesinos sin alma y culpa en su mirada...en vano.

*Tolón*. El crujir de un cadáver al caer en el duro y rocoso suelo del campo de batalla levanta a otro con sangre negra en las venas y sin misericordia en su conciencia.

Leyendas Literarias de MaizaégDonde viven las historias. Descúbrelo ahora