Capítulo Siete

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- Dijiste que todo era una mentira - Esteban dijo entre molesto y defraudado.

- Esa noticia se mandó redactar porque María ansiaba que todo el mundo supiera lo de nuestra relación - atrajo a María por la cintura sin quitar la vista de Esteban - ¿o no mi amor?

- Ya nos tenemos que ir - se separó del agarre de Enrique, bajó la vista y pasó por un costado de Esteban, si permanecía un minuto más frente a él se derrumbaría - con permiso Esteban - salió a la recepción mientras Enrique iba por su auto, pero se notaba en su rostro lo terriblemente afectada que estaba.

- ¿Doctora? - Alma llamó su atención y María la miró sin decir nada - ¿Le pasa algo? ¿Hay algo en lo que pueda ayudarla?

- No es nada Alma - intentó sonreír, su secretaria parecía verdaderamente preocupada - solo que estoy un poco nerviosa y estresada.

- La entiendo. Primero lo del proyecto y ahora la planificación de su boda ¿cierto? - mencionó justo cuando Esteban salía de la oficina.

- ¿Hasta en la oficina se trata el tema de tu boda? - Se cruzó de brazos y se dirigió a su secretaria - Alma, después pasa por mi oficina y me organiza mi despedida de soltero ¿quiere? - Alma parecía muy avergonzada, pero él no se detuvo - ¡Póngase a trabajar que para eso se le paga!

- No, no, no Esteban, no te permito que le levantes la voz a mi secretaria - se interpuso entre los dos - retírate de esta área, ya no tienes nada que hacer aquí.

- El licenciado tiene razón doctora... - Alma intentaba disculparse, pero la mirada de María la silenció.

- ¡Por supuesto que no tiene razón! - Esteban y María estaban librando una guerra, poco tenía que ver Alma, pero ninguno de los dos cedería - Eres mi secretaria y yo te puedo permitir hablar en la oficina de lo que se te dé la gana... - le dedicó una última mirada a Esteban y comenzó a caminar rumbo a la salida - Con permiso.

- María tú no puedes.... ¡María!

Dijo entre gritos Esteban, pero ya era tarde. María había subido al auto de Enrique y por supuesto que no le iba a prestar atención a su exmarido... ahora Esteban no era el problema, en realidad ella tenía mucho que pensar con respecto a Enrique, porque a cualquier costa cancelaría esa boda.

· Restaurante

- Mi madre confirmó que estará aquí para las vísperas de la boda. Le di una fecha tentativa y llegará una semana antes por cualquier cosa - María no podía prestar atención, sus pensamientos estaban lejos de ese lugar, lejos de ese hombre que la miraba con suma atención. Su mente la traicionaba rememorando algo que no podía ser - ¿Crees que sea conveniente elegir un lugar para la recepción?

Enrique estaba hablándole. Lo supo cuando dejó de hablar y le tomó la mano incitándola a pronunciar alguna palabra.

- Perdón Enrique, estaba pensando en algunos pendientes que tengo en la oficina - él sonrió comprensivo, se acercó y la besó, cosa que comenzaba a molestarla de sobremanera - ¿Qué era lo que decías?

- Te preguntaba si querías elegir algún lugar para la recepción de la boda - María tenía que detener toda la farsa en ese mismo momento, pero la voz de un hombre detrás suyo les impidió seguir hablando.

- Buenas tardes Mendoza - Enrique se puso de pie y saludó con un apretón de manos al desconocido. María los miró incomoda.

- Doctor Bustamante, años sin vernos - el hombre asintió con la cabeza - permítame presentarle a mi prometida - María se puso de pie y saludó un tanto molesta al reconocer al sujeto. Era uno de los principales rivales de Marco Ramírez.

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