Capítulo Trece

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La cara de Esteban era de completo y absoluto fastidio, Lupita pudo notarlo de inmediato. Era muy extraño para ella verlo celoso, porque era lo que ocurría, su jefe estaba celoso. Lo sospechó en el momento que le dijo que impidiera que María viera al doctor Juan Alberto Montiel. Ahora Esteban quería asesinarlos con la mirada. Incluida Lupita.

-¿Cinco años tal vez? – contestó Juan Alberto.

-Que rápido pasa el tiempo ¿no crees? – dijo María sonriendo – Hace poco me reuní con tu equipo, me pareció que todo estaba arreglado para poder comenzar a trabajar juntos.

-María... - comenzó a intervenir Esteban – se hace tarde para la reunión – María expresó su confusión, la reunión sería en casi una hora – aún debemos verificar unos datos.

-¿Te la puedo robar cinco minutos, Esteban? – dijo Montiel al instante que colocaba una mano en la cintura de ella – creo que todas las negociaciones la involucran, si planteó los objetivos a ella, tal vez lleguemos a un acuerdo.

-Como escuchaste, estamos bastante ocupados por el momento – Esteban la tomó de la mano y casi la arrastró a su lado – vamos a anunciar unos cambios en la empresa y nuestra boda.

La incomodidad en el ambiente era palpable. María no entendía a qué venía esa aparente escena de celos, pero no era su estilo y no dejaría que Esteban marcara territorio.

-Aún hay tiempo para la junta, vamos a mi oficina doctor – vio a Juan Alberto caminar y quiso seguirlo, pero Esteban no se lo permitió, seguían tomados de la mano – tú y yo tendremos una plática – sus ojos mostraban descontento y él prefirió soltarla, no sin antes plasmarle un beso en los labios.

...

-Si viajaste hasta aquí, supongo que será para algo muy importante – tomaron asiento uno frente al otro en el escritorio de María.

-Importante y urgente – María asintió y el prosiguió – entiendo que están en medio de un cambio bastante importante en las empresas, yo mismo he tenido que cambiar algunos aspectos de las farmacéuticas por el bien de los inversores y todo el equipo de trabajo – ella seguía sin entender – esto requerirá todo tu tiempo y por supuesto que comprendo que te niegues, pero...

-¿Que me niegue? ¿A qué podría negarme?

...

-Me va a matar.

-Es probable – respondió Leonel riendo – estas cosas solo te ocurren a ti, de verdad.

-No pensé que pudiera enterarse, pero ese imbécil...

-Son amigos, Esteban. Para mí era más que obvio que Montiel vendría a intentar convencer a María, y te lo dije, pero no me hiciste caso – volvió a reír, pero Esteban lo silenció.

-Eso no me sirve de nada en estos momentos, mejor dime qué hago para que María no se lo tome tan mal.

-Yo creo que estás perdido... - Esteban lo miró desanimado y recargó su rostro en el escritorio – pues dile la verdad, que no querías que el trato fuera exclusivo entre ella y Juan Alberto porque estás celoso.

-Eso es mentira – dijo sin levantar el rostro. Leonel rio de nuevo y por fin lo miró – está bien, es verdad. Pero dime ¿qué harías tú? Ese imbécil solo quiere acercarse a ella de otra manera.

-María te eligió a ti – Esteban se puso de pie fastidiado – y te eligió dos veces, no seas tan inseguro Esteban...

-¿Y si me la quita? – Leonel lo observó con cierta ternura – María es la mujer más increíble que conozco Leonel. Es inteligente, tan amable, entregada a su trabajo. Una excelente madre... y bueno, es la mujer más hermosa que han visto mis ojos... y yo, yo soy nada al lado de Montiel. ¿Sabes cuánto admira ella a ese hombre?

Una Vida AtrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora