Julio, 1993
Se habían conocido en Agosto del 92, cuando entraron a la universidad. Durante su primer día, habían ido a la cafetería a la misma hora y ahí se cruzaron sus miradas pero no se hablaron.
Dos semanas después, tras encontrarse con frecuencia en los pasillos y las jardineras de la universidad, Kevin decidió tomar la iniciativa y hablarle. Él estudiaba derecho y ella economía. Poco después comenzaron a salir juntos y se volvieron una pareja joven y felíz, y su amor lo expandieron a su alrededor, contagiando a sus amigos más cercanos. Kevin tenía una amiga que estaba soltera y Amanda un amigo de igual condición. Así que pensaron en juntar a sus amigos para ver si nacía una relación feliz como la que ellos tenían. A sus amigos ya los conocían desde la infancia, pero por algún motivo, cuando Kevin y Amanda intentaban reunir a sus amigos, ellos ya tenían otros planes. Fue hasta las vacaciones de verano, después de que terminó el primer año escolar, que se les ocurrió ir los cuatro a acampar al Manser's Shaw, un bosque cercano. Hicieron los preparativos e invitaron a sus amigos, quienes tenían otros planes, pero tras la insistencia de ambos, sus amigos decidieron cancelar sus compromisos y viajar con ellos a acampar.
El día había llegado. Kevin y Amanda ya tenían lista la tienda de campaña, la comida que prepararían en la fogata, cobijas, repelente de insectos, y varias cosas más.
Kevin le había pedido prestado el auto a su padre, quien se lo dio con la única condición de que pagara el combustible utilizado. Pasó primero por Amanda, quien estaba tan nerviosa que quería llevarse hasta su kit de primeros auxilios.
-No va a pasar nada -sonrió Kevin.
-Bueno, prefiero llevarlo ¿sabes?
Kevin se encogió de hombros en señal de aprobación. Luego pasaron por sus amigos y en cuanto estuvieron los cuatro en el auto, los presentaron entre ellos. Kevin iba manejando y Amanda estaba a su lado. Santiago y Vivian, los amigos de Amanda y Kevin, respectivamente, se llevaron bien cuando se conocieron y comenzaron a platicar entre ellos.
Cuando llegaron al bosque, instalaron las casas de campaña e hicieron una fogata. Bebieron un par de cervezas mientras charlaban acerca de sus vidas. Kevin tenía 19 años y Amanda pronto iba cumplir los mismos en unos meses. Santiago se había vuelto amigo de Amanda porque sus madres eran amigas. Él tenía 20 años y ayudaba a su padre en un taller mecánico. Le encantaban los autos y por esa razón había decidido estudiar ingeniería automotriz. Vivian era una joven de la edad de Amanda y estudiaba medicina. Tenía el cuerpo esbelto y la cara afilada, ojos grandes y expresivos y largo cabello negro y ondulado. Tenía un cierto atractivo sin ser propiamemte bella. Sus huesos delgados le daban la apariencia de una mujer frágil y delicada, sin embargo su carácter era fuerte y determinado. Santiago era de esos jóvenes que parecen más grandes de edad debido a su corpulencia. Tenía la espalda ancha y el mentón cuadrado. Era un hombre bastante varonil, de barba corta y cerrada, cejas pobladas y rectas, labios carnosos y cabello rizado que le llegaba a los hombros.
Durante la cena, los mosquitos tenían un apetito voraz, así que Amanda se bañó en repelente mientras maldecía a los insectos y los intentaba ahuyentar con las manos, algo que hizo que Kevin se muriera de risa.
-¡No te rias! -se molestó-. La picadura puede ser peligrosa.
-No va a pasar nada -respondió Kevin con despreocupación.
Vivian se había puesto también un poco de repelente, sin embargo, a diferencia de Amanda, no se molestaba si un mosquito se posaba en sus brazos o piernas.
Después de media noche comenzaron a contar historias de terror, a pesar de que Amanda les había pedido que hablaran de otra cosa.
-Vamos linda, es lo más emocionante de acampar -le convenció su novio.
-Sí, vamos, será divertido - insistió Santiago.
-De acuerdo. Está bien.
Contaron historias que habían escuchado, inventado o vivido en carne propia. Hablaron sobre la niña cuyo oso de peluche le hablaba todas laa noches hasta convencerla de ahorcarse a sí misma, y cuya alma en pena molestaba a los niños que por azares del destino se encontraran con dicho oso. Se dijo también sobre la mujer que descubrió a su hija teniendo sexo con su esposo y que como castigo los destripó y alimentó a sus cerdos con sus vísceras para hacer actos de brujería y que sus almas nunca descansaran.
Amanda no quería seguir escuchando aquellas historias que alteraban su sueño, así que fingió estar demasiado cansada para poder así ir a su tienda de campaña.
-Es cierto ya es un poco tarde -coincidió Kevin, mientras le lanzaba una mirada de complicidad a su novia.
Santiago y Vivian aceptaron y cada pareja se metió a su tienda de campaña.
Era poco más de media noche, la Luna amarillenta y las nubes negras hacían la noche bella y misteriosa.
Kevin y Amanda eran vírgenes, y habían hablado acerca de su primera vez. La habían preparado para esa noche, pero ambos estaban nerviosos.
-Entonces... ¿lo hacemos? -preguntó con indecisión Kevin, como si él mismo no supiera la respuesta.
-Bueno, eso teníamos planeado -respondió Amanda sin estar muy decidida-. Aunque si tu no quieres, está bien.
-No. Si tu quieres, sí. Tu dime.
-No, tu dime.
Ambos sonrieron. Los dos querían decir que sí pero no sabían cómo iba a reaccionar el otro.
Entonces Kevin se le acercó poco a poco, como un león caza a su presa. La comenzó a besar dulcemente y a acariciarle su cabello y cuello. Compartieron una mirada que reveló sus deseos, y no hizo falta aclarar nada.
Sus cuerpos tibios comenzaron a navegar en un mar de pasión, entre besos, caricias, lamidas y mordidas. Las manos de Kevin recorrieron las delicadas curvas de la cintura y el busto de Amanda, y ella rrecorrió la espalda de él con sus delicadas manos. Pronto comenzaron a moverse al compás del ritmo de sus propios deseos, que se habían sincronizado con una precisión desesperante. Lentamente, fueron aumentando la fuerza de sus impulsos, hasta que bebieron del manantial de éxtasis y placer que habían encontrado en sus cuerpos y en su amor.
Su respiración todavía estaba agitada unos minutos después de que hubieron terminado, y Amanda se acostó sobre el pecho de él mientras recuperaban el aliento.
Ahí fue la primera vez que ella pronunció aquellas palabras: te amo.
-No más de lo que yo a ti -respondió Kevin después de un instante.
En la otra tienda de campaña se encontraban Santiago y Vivian un poco nerviosos, pues se acababan de conocer apenas unas horas antes y ya iban a dormir juntos. Cada uno llevaba su propio sleeping bag, así que iban a dormir en la misma tienda de campaña, pero no juntos. A Vivian le parecía que Santiago era muy apuesto, sin embargo, sabía mantener la compostura y no mostrarse ni demasiado interesada ni sin ningún interés. Era eso lo que conquistó a Santiago, ese carácter firme y tenaz.
-Si te da miedo la noche por las historias que contamos, te puedes acercar a que te abrace -bromeó Santiago.
-Te lo agradezco, pero espero que tu sí puedas dormir bien porque no deseo abrazarte.
Ambos rieron.
-Bien. Buenas noches, señorita valiente.
-Descansa.
A la mañana siguiente, mientras Kevin y Santiago estaban levantando las tiendas de campaña, Amanda se le acercó a Vivian para conversar. Ellas ya se conocían y se llevaban muy bien.
-¿Y bien? ¿Qué tal te pareció Santiago?
-Es muy guapo. Tiene buen sentido del humor y es inteligente -respondió Vivian. Esforzándose por sonar lo más natural posible.
-No puedo creerlo, ¡te gusta!
-¡Shhh! No quiero que escuche.
-Tengo una idea, ven.
Amanda la tomó de la mano y se acercaron al riachuelo.
-Tenemos que dejar una huella de que estuvimos aquí -comentó Amanda mientras sacaba un cuchillo afilado.
-¡Espera! ¿Qué vas a hacer? -se alarmó Vivian.
-Descuida, ya verás.
Amanda se hincó y en un árbol grabó dos corazones, dentro de uno puso "K y A" y en el otro "S y V" y debajo de los corazones escribió: amigos de por vida.
ESTÁS LEYENDO
El Amor A Través Del Tiempo.
General FictionUn joven se enamora perdidamente de una chica que parece ser fría y distante. Un grupo de amigos dejan huella en un bosque en el que acamparon. Una anciana recuerda el día de su boda cuando su nieta se va a casar. Un trágico accidente vehicular le c...