11. Distintos trabajos

59 18 7
                                    

Jazmín apenas si lo reconoció. El muchacho huesudo y demacrado que le cuestionaba su presencia en aquel espantoso lugar, le pareció a primera vista, un completo desconocido. Pero cuando estuvo lo suficientemente cerca, pudo reconocer los ojos —algo hundidos— de su ex novio Pablo. Al verlo le dio mucha vergüenza que la descubriera en un sitio como aquel. Pero decidió que no iba a demostrárselo.

—¡Pablo! No sabía que ahora trabajaras acá. Yo que pensaba que no podías caer más bajo —le dijo maliciosa.

—Vos sabes que me gusta trabajar entre la mugre, como bien me lo dijiste el día que me dejaste —le respondió un Pablo poseído por el rencor.

Jazmín no tenía nada que ver con todo lo sucedido, pero él inconscientemente sentía que su ruptura había sido la precursora de todo lo malo que le había pasado después.

—Es cierto, pero esto ya es el colmo —le respondió la chica, con una sonrisa burlona.

—Yo estoy acá por trabajo, vos ¿qué excusa tenés? —atacó Pablo, y Jazmín perdió la sonrisa en el acto.

—Estoy mostrándole la ciudad a mi amigo Steven —le contestó con altivez, tirando del brazo del rubio que la acompañaba, y atrayéndolo a su lado—. Él vino desde Australia.

Steven alzó levemente los hombros, y movió apenas la comisura de los labios, en un esbozo de sonrisa. Se notaba que estaba muy incómodo con aquella situación.

—Como que hay mejores lugares para enseñarle a un extranjero. Mirá que traerlo acá... debe ser muy valiente... —la provocó Pablo. La chica no se amedrentó.

—La verdad que sí; Steven es muy valiente —volvió a tironear del brazo a su compañero—; vino como cuidador de animales salvajes que trajeron desde su país. Está trabajando en su adaptación en el zoológico. No le tiene miedo a las fieras, así que imaginate lo valiente que es.

—Sí, me imagino. Para andar con vos debe serlo —declaró Pablo. Y sin darle oportunidad de responder, dio media vuelta y se marchó hacia la trastienda del bar, dejando a Jazmín renegando por no haber podido quedarse con la última palabra.

—I don't like this place —dijo Steven con algo de fastidio. No le gustaba el lugar, pero sobre todo, no le gustaba para nada que lo usaran y menos para lo que —intuía— era un drama pasional.

Jazmín asintió poniendo los ojos en blanco, y lo sacó de allí. Antes de ingresar le había dicho que no era un buen lugar y le había sugerido otros sitios mejores. Pero no, el rubio había insistido en conocer todo, no solo los lugares bonitos.

***

Hacía ya un par de semanas que Diego y Marcela trabajaban juntos. Habían decidido formar un equipo, cada uno aportando sus conocimientos, ideas, contactos. Analizaban todo dato al que tuvieran acceso. Habían vuelto a entrevistar a los afectados que sobrevivieron al choque anafiláctico, como así también a los allegados de las víctimas fatales. Solicitaronpermiso para revisar las pertenencias de los vagabundos —los pacientes cero—, visitaron los lugares que solían frecuentar y reconstruyeron sus últimas horas. También fueron al jardín de infantes, que permanecía cerrado tras la tragedia.

Tomaban nota de todo lo que encontraban. Juntaban información y la analizaban, observándola desde distintas ópticas. Se reunían con especialistas de diferentes áreas y les planteaban sus dudas y teorías.

Hacían un buen equipo, se complementaban. Y estaban dispuestos a llegar a las últimas consecuencias. Después de todo, no tenían nada que perder. Cada uno a su manera había reemplazado lo más importante que tenía en su vida por esa investigación.

Cacería de brujas   (Incompleta y abandonada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora