Capitulo tres:La verdad

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Después de aquella escena, el ambiente se tornó pesado. Will no respondió a lo ultimo, solo se limitó a terminar su desayuno. Mike decidió dejar el tema, no quería presionarlo, aunque realmente se sentía mal, necesitaba saber lo que pensaba su amigo para ver qué hacer.

Ahora se encontraban caminando, por una calle algo desolada y silenciosa, junto al bosque, cerca de Mirkwood. Doblando a la esquina se encontraba un parque, el cual era su destino en mente, tenían que hablar, y eso estaba claro. Al llegar se sentaron en una banca, bajo la sobra de un árbol, ambos soltaron un suspiro al hacerlo, estaban nerviosos.

—Disculpa por lo de antes—dijo el rizado, mientras volteaba a ver a su amigo.

—No tienes que disculparte conmigo Mike, y lo sabes, es mi culpa por actuar así.

—No lo es, ni creas que puedes echarte la culpa, si es que hice algo mal, dímelo, necesito saber que está pasando.

—No puedo, no es algo sencillo de decir, no quiero que dejemos de ser amigos.

—¿Dejar de serlo? Sabes que no pasara.

—No lo sé, esto es diferente, podría arruinarlo todo, y, no quiero—su voz se quebró con la última palabra, sus ojos  se cristalizaron. 

Wheeler lo noto, pero no sabía exactamente qué hacer. Lo tomo por los hombros y lo abrazo sin más.

—Promete que no dejarás de ser mi amigo—susurró el castaño, aún en los brazos del pelinegro.

—Lo prometo.

—Bien, te lo diré.

Él pelinegro al escucharlo se movió, pero al ver que él otro lo tomo más fuerte de el suéter no rompió el abrazo.

—Te quiero Mike—confesó, tratando de poner todos sus sentimientos en aquellas palabras.

—Yo también Will.

—Es que no entiendes—dijo separando el abrazo bruscamente sin querer, algo exasperado—. No es de la forma que piensas, es, como tú quieres a Eleven—soltó, con lagrimas cayendo de sus ojos, los cuales ya se habían puesto rojos.

Mike se quedó en silencio, mientras Will ahogaba sus sollozos con la mano.

Él castaño se levanto, con la vergüenza marcada en sus facciones. El hecho de que su amigo no le diera ninguna respuesta lo incomodaba, aún que es lo que esperaba por su parte.

Byers no tenia planeado que fuera ese día, ya hasta estaba de acuerdo en no decirle nunca, pero su amigo le había hecho hablar de más, y ahora no podía dar un paso atrás, por mucho que lo quisiera.

Lo hecho, hecho estaba.

—Me gustas, estoy enamorado de ti, no estoy seguro desde cuando, pero, ya no puedo, se supone que mientras tú fueras feliz yo también lo sería, pero cada vez que te veo con ella, me duele Mike, no lo soporto, y no tienes que decir nada, lo entiendo—confesó, al ver que su amigo no le decía nada, dio un paso, alejándose—. Te dejaré solo—Finalizó, para darse media vuelta.

Wheeler se levantó, y lo tomo del brazo, sin saber por qué, algo así como un auto reflejo. El castaño se paralizó.

—Will—nombró al más bajo, mientras tomaba su mano.

—No se te ocurra tenerme lástima Michael.

Mike le ignoro, y lo acercó, más de lo esperado, sus rostros se encontraban a escasos centímetros, estaba apunto de cometer una locura, pero pagaría por ello.

—Pe... Pero que mierda crees que estás hacien—no logró terminar la palabra, ya que los labios del chico del cual estaba enamorado, lo habían callado.

Cerraron sus ojos, y por un momento se dejaron llevar, los movimientos del más pequeño eran algo torpes, pero tiernos para él otro. Will reaccionó, y por más que no quisiera, empujó a su amigo.

—¡No creas que puedes jugar conmigo! Tienes a Eleven, ¿Por qué hiciste esto?

Corrió, lo más rápido que pudo, dejando a Mike en shock por las agresividad y el tono lastimero con el que lo había dicho.

Pateo la banca y se sentó en ella, pasó su mano sobre su cabello rizado, varias veces, para el final tapar su rostro y gritar.

Wheeler hace tiempo que no sabía exactamente lo que sentía, por una parte le gustaba Eleven, claro, pero ya no de una forma romántica y no sabia como decirle, por la otra, estaba Will, su mejor amigo, el cual estuvo a su lado desde que tenía memoria y no sacaba de su mente nunca.

Cuando tenía 13 años se engañó el mismo, haciéndose creer que amaba a la castaña, pero muy en el fondo sabía que no era cierto. Su mente y la sociedad le había hecho creer que el que le gustara una persona de su mismo sexo era imposible, e incorrecto, (ya que si, en un momento de su vida había aceptado que le gustaba su mejor amigo) aunque ahora a sus 16 años y después de haber besado a Will, no estaba seguro de si realmente creía que estuviera mal amar a un chico.

Su mente se debatía entre ir a buscarlo o dejarlo pensar. Se decidió por la última, ya que también no tenía idea de qué hacer si es que iba por él, se levanto de la banca y camino tranquilo hacia su casa.

Por otro lado Will, había ido corriendo hasta la casa de su amigo para poder tomar su bicicleta, y al hacerlo fue por otra ruta, para no ver de casualidad a Mike. Al llegar a su casa se alegro de que no hubiera nadie, ya que le harían muchas preguntas y es lo que menos quería en ese momento, fue exhausto hasta su cama, y se tiro en ella como si fuera lo mejor en la vida, sin quererlo, se durmió, con un revoltijo de pensamientos en su mente.

Tres años después [Byler]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora