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Ámbar

Estaba acostada en su cuarto, mientras observaba la pared. Sin absolutamente nada que hacer, respiró profundo.

Su puerta sonó, y ella se levantó a abrir.

Se arrepintió después de hacerlo. De todas las personas que quería ver, Leandro era la ultima. Pero ahí estaba.

— ¿Estás haciendo algo importante? —su tono de voz tanto como su cara demostraba que algo ocurría—.

— No, ¿Qué ocurrió?

Él se pasó la mano por el pelo, este deslizándose súbitamente por su mano.

— Debemos movernos rápido. Hay un grupo de jóvenes a unos cuantos kilómetros de aquí. Los Degenerados les tienen secuestrados.

Si decir más nada, él dio media vuelta.

Ámbar le siguió y cuando le alcanzó fue para preguntarle:

— ¿No han pedido secuestro?

— Por supuesto que no. Solo quieren raptarlos, solo que están esperando un helicóptero para salir de aquí.

Se vio tan estúpida haciendo aquella pregunta.

Llegaron al área de salida. Varias personas se estaban moviendo. Anderson, Bastian, Sahara e incluso Franco, uno de los Telépatas más fuertes, junto con Zac que también se movía por el lugar.

— Haremos lo siguiente —habló Sahara cuando se juntaron—. Zac, junto con un grupo de soldados se dirigirá al lugar, y hará una inspección rápida. Francisco –Franco- junto con Ámbar y Bastian entraran justo después de que Zac y su grupo haga la inspección. Hagan lo que hagan —se acomoda un mechón detrás de la oreja—. No alerten a los Degenerados. Solo son rehenes, pueden matarlos cuando se les dé la gana.

Con eso, cada quien se movilizó. Ámbar decidió que llevaría a uno de los chicos que formaba escudos, fuese con ellos.

Bastian era el que se podía tele-transportar junto con Anderson, por lo que cada quien fue con un grupo y llegaron en menos de cinco minutos al lugar.

Era un callejón. La calle estaba completamente vacía, y algunos papeles rodaban por el lugar.

Había dos puertas, una estaba al final del callejón, y la segunda un poco más cerca.

"Es la última"

La voz de Zac se escuchaba como si estuvieses a unos centímetros de él.

Avanzando con cautela, entraron en la segunda puerta.

Era una especie de almacén, y varias cajas se alzaban obstaculizando la vista a todo el lugar. Varias filas aparecían por el lugar.

"Cada quien tome una fila" Dijo ella avanzando por la primera fila.

Cada quien se dispersó.

Mientras avanzaba observaba que las cajas contenían papel de lo que fuera. Hojas, periódicos. Cada una de ellas estaba cargada por ello, y Ámbar tuvo un pensamiento.

"Quieren volar el lugar"

La voz de Franco era firme.

"Alertas. Al mínimo indicio, cubríos como se ha practicado"

Con eso continuó avanzando.

Cuando llegó al final no encontró nada, a parte de una puerta amarilla. Frunciendo el ceño, se propuso a abrir la puerta, cuando se escucharon disparos en la parte de afuera.

Corazón de Hielo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora