Entré al salón donde me tocaría la primer clase del año y vi a mi amigo Leonardo sentado donde siempre. Subí las escaleras hasta llegar a la fila donde solíamos sentarnos y me quedé a su lado parado hasta que volteó a verme.
- ¡Oh!, hola Caracheo. -sonrió, dejándome ver aquel diastema que lo caracterizaba en los dientes de enfrente- ¿Qué tal tus vacaciones?
- Mis vacaciones de lo más aburridas. -dije, alzándome de hombros- Pero hoy... DE LO MEJOR.
- ¿Hoy?, ¿qué tiene de bueno regresar a clases? -cerró su laptop, como señal de interés por la plática. Me senté a su lado.
- Nada, no hay nada de bueno en eso. -mi sonrisa me delataba.
- ¿Entonces de qué hablas? -cerró también la libreta donde estaba anotando desde que entré.
- Le pedí a Yuki que fuera mi novia. -Mi amigo se quedó en silencio unos segundos, mientras me examinaba con la mirada. Desacomodó su largo... MUY LARGO cabello, dándome a entender que estaba pensativo.
- ¿A Yuki? -estaba curioso, pero su expresión era seria como la mayor parte del tiempo.
- Yep. -le sonreí- Ah, y es Yuki, con un estilo japonés.
No es Yuki, se pronuncia Iukí.
- Yuki. -dijo con cara de pocos amigos. Y sí, yo era su único amigo.
- Iukí. -repetí, pronunciando fuerte la tilde en kí.
- Y... ¿Qué te dijo? -alzó sus anteojos azules con el dedo.
- Que sí, -me ruboricé un poco- hasta nos besamos.
- ¿Se besaron? -alzó las cejas.
- Shhhhh. -lo callé un poco- Bueno, sí grítalo. Que todos se enteren.
- ¿Cuándo fue?, ¿cuando aceptó ser tu novia? -el profesor iba entrando al salón.
- Así es. -dije orgulloso- Pero de hecho, pasó algo más y fue antes de salir de vacaciones.
- ¿Hablas de...?
- Sí. -asentí orgulloso- Le quité la virginidad a la chica de mis sueños.
- Y ella te la quitó a ti, supongo. -rio, regresándome a la realidad.
- El punto es que en menos de un mes tuve mi primer beso, mi primera vez y ahora tengo mi primer novia. -le lancé una mirada sarcástica.
- Antes me juntaba contigo porque eras igual de nerd que yo, -no apartaba su mirada de mí- pero ya no sé ahora por qué sigo contigo.
- ¿A qué te refieres?
- A que yo no he hecho ni la mitad de lo que acabas de decir.
Mi reacción instantánea fue la risa a modo de orgullo- Ay, Leonardo. Ya te llegará el momento... Supongo.
-¡Muy bien, clase! -gritó el profesor- Mi nombre es Ricardo Barroso y este año les impartiré la clase de Evolución Psicoafectiva.
Me coloqué los audífonos -mientras una de Metallica sonaba- en cuanto me percaté de que empezaría con el típico discurso del primer día. Se presentaría diciendo todos sus logros y metas, dónde estudió, qué estudió, cuántos años llevaba en la escuela, de qué se trataría su materia, etc. Para después pedirle a cada uno que nos presentáramos de forma similar, añadiendo el "qué esperamos de este año escolar". Volteé a ver a Leonardo, que también se había puesto sus audífonos y estaba concentrado en su laptop.
Y esa es la razón por la que somos mejores amigos.
Cuando vi que los chicos de mi clase se iban levantando de sus asientos uno por uno, me di cuenta que ya había llegado el punto de la clase de presentarnos. La chica de al lado se levantó, habló y supe que era mi turno. Me quité los audífonos cuando ella se volvió a sentar, y ahora yo me levanté.
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Menos mal que existes (y no tengo que imaginarte).
JugendliteraturEn una mente cerrada, donde todo lo que conocía estaba dentro de él; una persona llega sin avisar y pone su mundo patas arriba. Por fin conoce a alguien que logra sacarlo de su propia realidad. Porque ella existe... ¿Cierto?