CAPÍTULO 8.

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Un color rojo y azul aparecieron en mi vista borrosa. Aparecían y desaparecían... Era las luces de una patrulla de policía.

Yo estaba sentado en el borde de la parte de atrás de una ambulancia. Sentía mi cara pegajosa por el calor, y me costaba respirar. Tenía un tanque de oxígeno al lado mío y una mascarilla colocada de mi nariz hasta mi mentón. Un policía y un paramédico charlaban enfrente de mí, y había muchos bomberos corriendo con una larga manguera de un lado a otro. El edificio en llamas estaba de fondo en aquella escena.

-...supongo que su familia estaba dentro. -dijo el policía cuando sus voces se empezaron a aclarar.

- ¿Así que quedó...? -preguntó el paramédico para que el policía continuara.

- Huérfano. -su mirada era seria, muy seria- No sobrevivió nada ni nadie.

- ¿Y no saben el apellido de la familia o algo? -preguntó, su mirada se veía rota- No puede quedar sin nadie.

- No hay registros del funeral efectuado aquí; -cruzó los brazos- y si los había... Terminaron incinerados.

- ¿Al menos saben cómo comenzó ésta catástrofe?

- Pudo haber sido cualquier cosa, tal vez una fuga de gas. -se encogió de hombros, mientras observaba a los bomberos trabajar- Y no hay rastros de que haya sido provocado, porque si lo fue... El asesino debe ser un profesional.

- Hey, pequeño, -el raro paramédico pelirrojo me vio- ¡despertaste! -y digo raro, porque aquí en México, es muy raro ver una persona pelirroja. Supongo que es por eso que recuerdo bien al sujeto.

- ¿Q-Qué pasó? -mi voz de pequeño seguía ahí.

- ¿Recuerdas algo?

- Y-yo...

- ¿Tienes familia? -preguntó el policía, quien no era igual de amable que el paramédico.

- N-no, -mentí- vivo en la calle. -mis ropas un poco desgastadas por quemaduras me apoyaron.

- ¿Seguro? -preguntó el pelirrojo que por su tarjetita en un costado, supe que se llamaba Bruno- ¿Y qué pa-?

- ¿Qué hacías por aquí? -interrumpió el policía- ¿Qué viste?

- Fui a buscar algo de comida, -bajé la mirada, en busca de compasión- y pasé por aquí, sentí calor y me gustó porque siempre me da frío por la noche. Me acerqué para calentarme un poquito y cuando estaba entrando en calor, escuché ¡CABOOM! y salí volando -me sentí humillado. Jamás en mi vida diría algo tan idiota como "caboom". Gajes de la actuación.

- Te desmayaste, el golpe fue muy duro.

- Mira, hijo. -el policía se quitó las gafas y pude ver sus marrones ojos, acompañados por una cicatriz que iba desde la frente hasta el inicio del pómulo derecho- Te vamos a llevar con nosotros para platicar un rato.

- Sí, y tal vez te encontremos unos papis. -Bruno me sonrió amablemente. Una sonrisa tan blanca como la de mi mamá.

- ¿Papis? -mis ojos se quedaron viendo un rato el edificio; y todo pareció callarse. Sólo podía escuchar el fuego, cómo tronaba. Aún sentía calor.

Unos minutos después, el pelirrojo me tomó en sus brazos y en lo que caminaba para llevarme en la parte de adelante de la ambulancia, volteé a ver de nuevo aquel edificio donde había perdido a mi familia.

Y de pronto, vi una silueta familiar.

Era mi madre; quien se encontraba enfrente del edificio que ardía en llamas. Giró un poco su cabeza, levantó su brazo y con la mano me despidió.

Cuando llegamos a la patrulla, vi la mariposa de antes.

La mariposa que había iniciado todo esto.

>Fin del Flashback<

Después de eso -unos meses después tal vez- recuerdo la primera vez que vi una de las criaturas tan horribles que tanto odio ver actualmente. De esas que casi siempre tienen ojos por toda su cara; a veces se arrastran por la pared, a veces tienen forma de araña, a veces simplemente es una cabeza humana –pero con ojos, muchos ojos-. Supongo que las criaturas me persiguen por lo que hice. Pero no me arrepiento de haberlo hecho.

No me arrepiento de nada.







¡HOLA DE NUEVO!, ¿me extrañaron?

Yo sí, así como extrañé escribir ):

Han pasado muchísimas cosas en mi vida y dejé de escribir por eso. Lo siento a los pocos que han llegado hasta aquí y realmente querían que continuara.

Espero ser tan frecuente como antes ):

Los amo, gracias por todo.

Sayounara.

Menos mal que existes (y no tengo que imaginarte).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora