CAPÍTULO 6.

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>Flashback<

"Joel, Joel, Joel..."

La vista era borrosa, además de la luz que me dejaba prácticamente ciego.

- Marco. -una voz muy ronca se escuchaba a lo lejos- Marco, cuida del niño.

De pronto, la luz y el desenfoque de la imagen desaparecieron. Todo se volvió tan claro como el agua.

Ahí estaba mi madre. En la cama en la que pasó tan poco tiempo... Mi hermosa, hermosa madre.

Un rayo de Sol caía directamente en su calva. Ella siempre tenía calor por eso, y porque no nos permitían abrir mucho las ventanas; así que por una micro ranurita de la ventana, entraba un poco de aire. A pesar de que peleamos tanto para que nos cambiaron de habitación, nunca lo hicieron.

Sus ojos verdes también tenían un pequeño reflejo de luz. Siempre me parecieron increíblemente bonitos, y ese día se veían especialmente hermosos.

Eran las ventanas de su alma.

- Joel, -susurró. Ya no podía hablar mucho- acércate. -toda mi familia (tíos, abuelos y mi padre) me abrieron paso hacia donde ella se encontraba.

- Mami. -escuché mi voz de niño de nuevo.

- Mi pequeño. -extendió su mano para que yo la agarrara. Pero no pude. Recuerdo el horrible sentimiento de ver su delgada mano, viniendo de un delgado brazo; todo esto de un delgado cuerpo- Toma mi mano, por favor.

- Yo... -no tomé su mano- Mami.

- Joel, -dijo mi padre- tu mamá te está pidiendo la mano.

- ¡¿Joel?! -pude sentir la preocupación de mi madre; tal vez pensaba que a su hijo le daba asco tocarla. Pero no era eso; estaba ya tan delgada que me parecía hecha de cristal... Me daba miedo romperla.

- ¿Estás bien, hijo? -después de que mi abuela me preguntara esto, todos en la habitación comenzaron a murmurar cosas.

Fue la primera vez que sentí que todo a mi alrededor daba vueltas, y también a ese sentimiento de asfixio al que ya estuve acostumbrado después. Pero fue completamente diferente a todas las que me pasaron después.

Esa vez me desmayé... Y cuando desperté, mi madre ya se había ido.

Recordar esto me pone la piel como la de una maldita gallina. Pero supongo que, mi mente no puede bloquear esto.

Muchos dicen, que uno no decide qué recordar y qué no. Y debo decir que es completamente cierto; porque si me dieran a elegir, me gustaría no recordar más esto.

>Fin del Flashback<

- ¿Mi amor? -una dulce voz me habló, despertándome a causa de sus movimientos bruscos.

- ¿Yuki? -me costó trabajo abrir los ojos. Pero cuando los abrí, mi novia estaba viéndome fijamente.

- ¿Qué pasó, Joel? -su ceño estaba muy muy fruncido. Nunca había visto tanta preocupación en una mirada tan pequeña.

- Sólo una pesadilla. -dije, sacudiendo mi cabeza para sacar esas ideas.

- Me preocupaste. -sus labios comenzaron a temblar- De repente comenzaste a quejarte y a llorar, y cuando me acerqué a ti, parecía que no respirabas.

- ¿Qué?

- Te lo juro. -una lágrima cayó- Me espanté tanto que te tomé el pulso... Y no tenías, Joel.

- Pero, ¿cómo? -estaba completamente confundido, ¿cómo era posible?- Sólo estaba durmiendo.

- Sentí que nos íbamos, Joel. -las lágrimas empezaron a aparecer como locas- Nos estábamos yendo.

- ¿Yéndonos? -no entendía cómo me había muerto por un momento- ¿De qué hablas?

- Prométeme que no te vas a ir antes que yo. -Había tanto amor y dulzura en sus ojos.

Las ventanas de su alma.

- Te lo prometo. -bajé su cabeza para poder besar su frente- Anda, ve a dormir... Todo está bien.

- ¿Tú estás bien? -preguntó, mientras secaba sus mojadas mejillas.

- Estoy más que bien. -la besé- ¿Qué te parece si mejor te llevo a tu habitación para que puedas dormir más tranquila?

- Estaré más tranquila si duermo a tu lado. -Hizo uno de sus pucheros característicos.

- Por favor, Yuki. -acaricié su cabello con delicadeza.

Nos quedamos viendo por unos segundos, hasta que por fin dijo:

- Está bien. Pero no te asustes si vengo en la madrugada a ver cómo te encuentras.

Yo sólo reí a modo de respuesta.

Demonios, realmente amo a esta chica.

Los dos nos pusimos dos de mis sudaderas. Sabíamos que en medio de la noche hacía mucho viento, que aunque no era muy frío, después de estar en la cama, te congelaba hasta los huesos.

Caminamos hasta los dormitorios de chicas y la dejé en el suyo.

- Por favor, cuídate. -acarició mi rostro- Si sientes que te mueres, me llamas.

- Jaja muy chistosa. -dije sarcásticamente.

- Descansa, mi amor. -me dio el abrazo más fuerte que nunca me había dado.

- También tú, y no te preocupes por mí. -me sonrió de vuelta y... Atravesó la puerta. Pero de modo literal. No necesitó abrirla para poder entrar; simplemente vi cómo se dio la vuelta, caminó hacia la puerta y de repente se esfumó.

Supongo que es sólo un efecto secundario de haberme muerto por un rato.

Llegué a mi habitación sin saber cómo. Decidí recostarme para ver si podía conciliar el sueño; habían sido muchísimas cosas para una sola noche.








¡HOLA CHICOOOOOOOS!

¿Cómo han estado? Espero que muy bien; como siempre MUCHÍSIMAS GRACIAS POR ESTAR AQUÍ. Como mi primer libro, estoy muy feliz de que, aunque sea unos pocos, estén leyendo esta historia originalmente mía. Espero sigan aqui durante un rato.

Les quiero decir que este capítulo va súper pegado con el capítulo 7, por lo que los voy a subir juntos.

Sigan leyendoooooooooo.

No olviden votar, comentar (porque nadie lo hace, sad) y ver el dibujito en multimedia.

Sayounara.♡

Menos mal que existes (y no tengo que imaginarte).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora